“He peleado contra boxeadores de noventa kilos, y ninguno pega tan fuerte ni aguanta tanto como Carolina”, dijo una vez Carter después de terminar la demostración para la prensa. Pese a que es capaz de desestabilizar a la mayoría con sus ganchos y rectos, su entrenador reconoce que su pupila tiene un defecto grave: la falta de nocaut. “Cuando está por noquear a una rival saca el pie del acelerador y finalmente no lo hace. Y es entendible, porque después de todo es una mina”, explica mirando su reloj.
Ya es hora de terminar el entrenamiento. Carolina y Marilyn se bajan de las trotadoras. A solo dos días del combate, aún deben asistir a una serie de reuniones para conseguir dinero.
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Minutos antes de la pelea, en el camarín de Rodríguez hay quince periodistas de canales de televisión y un par de diarios. Claudio Pardo venda las manos de su pupila mientras ella habla con sus padres. Los reporteros intentan meter el micrófono para captar la conversación. Una periodista de Chilevisión le pregunta cómo se siente, y la boxeadora dice que está ansiosa por demostrar lo que es. Luego, alguien le recuerda que durante la ceremonia de pesaje –en el que además se les realizó un test de embarazo–, la brasileña y su entrenador dijeron que ella apenas estaba aprendiendo algunas nociones de boxeo, a lo que Carolina responde que eso era cierto, que lleva seis combates, que le queda mucho por aprender.
Afuera del camarín, las graderías del Centro de Entrenamiento Olímpico están casi llenas. Cuando Guillermo “El terrible” termina de vencer al “Motorcito” Parra, el público empieza a gritar porque se acabaron los combates preliminares. Es la hora.
“!¿Quieren ver cómo pega la campeona?¡ ¡Así pega la campeona¡”, dice eufórico Claudio Pardo a la prensa aún en el camarín, y anima a Carolina para que lo golpee. “!Pega, pega!”, le dice como poseído. Mientras las cámaras graban esa escena, Dalton Pardo, que ha estado toda la noche corriendo de un lado para otro, llega al camarín para avisar que hay que salir. Daiane Ribeiro ya está sobre el cuadrilátero.
Empieza a sonar el hip hop “Bandolero” de Don Omar, Claudio Pardo se envuelve en una bandera chilena y le pide a la prensa que se haga a un lado. Se forma un pasillo de periodistas, dirigentes, amigos y miembros del equipo, por donde el entrenador camina junto a la boxeadora. Carolina aparece bailando y repartiendo golpes al aire. La rubia Marilyn, que está vestida con un traje negro elegante, sostiene al perro Thai mientras el público aplaude, grita y lanza challas. “Olé, olé, olé, olé. Crespa, Crespaaa”, corean en el gimnasio cuando las dos peleadoras ya están en el ring.
Después de que terminan de sonar los himnos nacionales de Brasil y Chile, el árbitro del combate explica a las deportistas las reglas de la pelea. Los gritos se apoderan del gimnasio hasta que, “¡Clan!”, suena la campana y el público enmudece. Así empieza el primero de ocho rounds.
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Los primeros golpes parecen de estudio. “¡Paff!-¡Paff!-¡Paff!”, suenan los derechazos cruzados que logra conectar Carolina, quien usa peto blanco y una falda con rayas azules, mientras la brasileña está vestida entera de morado. El silencio del público se convierte en gritos cuando La Crespa se abalanza sobre la brasileña y lanza una combinación que hace parecer a su rival un saco de entrenamiento. Pero Daiane Ribeiro logra escabullirse. De esa forma transcurre el primer round hasta que el juez grita “¡Stop!” y las contrincantes vuelven a sus esquinas.
Entre pifias sube al ring un musculoso en sunga con un cartel en sus manos en el que se lee “Round 2”. Los entrenadores dan algunas instrucciones y el “¡Clan!” suena otra vez. La brasileña toma la iniciativa. “¡Cuidado con esos remos!”, grita alguien del público después de un derechazo de Ribeiro que da en el rostro de la chilena. Pero La Crespa no parece lastimada. “A Carolina le gusta absorber un par de manos para que el combate se prenda. O si no se convierte en algo muy lento para ella”, explica el boxeador Johan Carter, ahora en su rol de comentarista para el Canal del Deporte Olímpico. Es un combate atípico para la brasileña nacida en la ciudad de Río Grande: su estilo es de ir al frente y liquidar a su oponente con fuerza bruta. Pero la rapidez de Carolina la está haciendo retroceder, limitándola a lanzar de vez en cuando algún “remazo” que a veces da en el blanco.