En el tercer round el público está cada vez más encendido. “Olé… oleé… oleeé… oleeeé… Crespaaa… Crespaaaaaa…”, se escucha en las graderías. La pelea está pareja, pero Carolina se ve más ágil sobre el ring. Entonces llega el momento clave: la chilena se envalentona con una combinación y uno de sus derechazos alcanza el mentón de Ribeiro. La brasileña acusa el golpe, parece que va a perder el equilibrio, pero logra mantenerse en pie en el último instante. Todo el equipo de la chilena se da cuenta de que esa es la oportunidad: Carolina debe lanzarse con todo y acabar el combate de una sola vez. Ahora o nunca. El público reacciona. Carolina se acerca para rematar. Pero la brasileña logra escabullirse una vez más. “!Stop¡”, grita el juez. La oportunidad se ha perdido.

Los round cuatro, cinco, seis y siete son parejos. Ninguna de las boxeadoras logra derribar a la otra. Aún así, Carolina sigue siendo más ágil. Absorbe golpes contundentes, pero sus ráfagas son más numerosas e impactan de manera limpia el torso y rostro de su oponente. Hasta que llega el octavo round: la última oportunidad de ambas luchadoras para obtener el triunfo por knockout.

A esas alturas el cansancio es evidente en ambas. Claudio Pardo dice que es en estos momentos cuando se ve más claramente el espíritu del boxeo: los guerreros deben tener la fortaleza mental para seguir en pie y estar dispuestos a matar o morir sobre el ring. “Cualquier descuido puede significar una combinación que te deje tirado sobre la lona”. Por eso, Pardo arenga a Carolina con más intensidad y los ceacheí del público retumban en el gimnasio. “¡Clan!”.

Carolina se abalanza sobre su rival. La golpea en el mentón, en el estómago y Pardo grita de forma desesperada: “¡Acábalo-acábalo!”. La brasileña lanza un par de golpes rectos que alcanzan a la chilena, pero esta logra esquivar casi todos los puños, y pega mucho más de vuelta. “Esta es la pelea que Carolina debió haber hecho desde el principio”, dice Johan Carter por la televisión cuando el juez grita “¡Stop!” y el combate finaliza.

Las boxeadoras se abrazan y el público aplaude. Ambas van a sus esquinas. Dalton le pasa a Carolina una botella de agua y Marilyn sube a Thai al ring. Solo queda conocer la decisión del jurado. A medida que el tiempo pasa, el público empieza a quedarse en silencio. Envuelta en una bandera de Chile, Carolina se acerca al centro del ring donde ya está el juez junto a la brasileña. En una esquina, el animador espera para anunciar el resultado oficial. “Fallo del combate”, anuncia.

“El jurado… El señor Jorge Trípodi… Entrega… 79 puntos para Rodríguez y 77 para Ribeiro”, dice el animador haciendo pausas pronunciadas en medio de la oración. El público aplaude. La brasileña mira al suelo. “Se puso demasiado nerviosa”, dirá más tarde su entrenador Eduardo Dos Santos. Carolina no celebra, aún le falta conocer el resultado de los otros dos jueces.

“El señor… Luis Valenzuela… Entrega… 79 y medio para Rodríguez y 76 para Ribeiro”, anuncia el animador. El público aplaude y el maestro de ceremonia interrumpe la ovación para dar el último resultado: “Y el señor Hernán Moreno, entrega… 79 para Rodríguez y 74 para Ribeiro. ¡La nueva campeona latinoamericana, en categoría gallo, es de Chile!, ¡¡¡y su nombre es Carolinaaaa Roooodríguez!!!

Todo el team, amigos y hasta los dirigentes celebran y suben al cuadrilátero, mientras Ribeiro baja del ring en silencio. Claudio Pardo, Dalton y el resto del equipo toman a Carolina y la alzan en sus hombros, mientras que ella abraza a Thai. La gente grita “¡cehacheí!”, suena We are the Champions de Queen y los padres de Carolina, que durante años les costó aceptar que su hija haya dejado su casa y su profesión de contadora para dedicarse al boxeo, lloran frente a las cámaras.

Dentro de un par de horas, cuando la euforia se acabe, Claudio Pardo y el resto del equipo deberán ordenar el recinto y,luego, comenzar a pensar en cómo van a pagar el saldo negativo de 2 millones que les dejó la pelea.

Sobre el autor: Hernán Melgarejo es alumno de quinto año de Periodismo y este artículo fue guiado por el editor general de Km Cero y profesor del curso Taller de Edición en Prensa Escrita, Rodrigo Cea.