Por Equipo Taller de edición en prensa escrita

Nicole Chiessa Fernández estudia Periodismo en la Universidad del Mar (UDM) y solo tiene un compañero. El jueves, único día que tiene clases, entra directo a la sala. A veces almuerza sola, otras con su compañero, otras con su jefa de carrera. La mayoría de las salas de la sede Recreo, en la Región de Valparaíso, están cerradas con llave y algunas están vacías. En el primer piso, una hoja de papel advierte: “ascensor fallando, prefiera las escaleras por su seguridad”. A través de las ventanas sucias, se ver el mar.

La UDM se declaró en quiebra hace seis meses. Sin embargo, debe seguir funcionando hasta febrero de 2015, pues cuenta con 3.090 alumnos terminando sus estudios. En términos financieros, la institución hoy se encuentra en estado de insolvencia económica, el que comenzó con las irregularidades para su acreditación y continuó cuando se hicieron públicas las ganancias millonarias de sus dueños.

Hace dos años la UDM perdió su acreditación y a la mayoría de sus alumnos. En 2012, Raúl Urrutia, entonces rector, denunció a los dueños de la universidad por instalar las sedes de la institución en edificios que arrendaban a sus propias inmobiliarias. De este modo, obtenían ganancias millonarias mientras acumulaban deudas por el no pago de sueldos e imposiciones a los docentes. Luego de cinco meses de investigación, el 26 de diciembre de ese año el Ministerio de Educación le puso fin: según el decreto número 17, todas las sedes y carreras deben cerrar el 28 de febrero del 2015.

Hasta 2012, la UDM dictaba 40 carreras que se distribuían en 14 sedes. Hoy sus alumnos se reparten en 35 carreras y 11 sedes que continúan funcionando de manera concentrada, como en La Serena: donde cuatro campus se fundieron en uno.

Tras el anuncio, 14 mil alumnos, en su mayoría de primero, segundo o tercer año, dejaron la universidad, según cifras del Ministerio de Educación. De ellos, al menos 11 mil se cambiaron por su cuenta a otras instituciones y otros 2.500 fueron reubicados por gestiones del Mineduc a 25 universidades, entre ellas la Universidad de Tarapacá, Universidad de Playa Ancha y Universidad Católica Silva Henríquez.

Los 3.090 estudiantes que se quedaron eran quienes estaban cursando los últimos años de su carrera, y estimaron que alcanzaban a egresar antes del plazo de cierre. Podrían haber sido reubicados, pero el plan que ofrece el Mineduc no les garantizaba la convalidación de todos los ramos de los estudiantes, por lo que muchos habrían tenido que empezar casi desde cero.

Hasta 2012, la UDM dictaba 40 carreras que se distribuían en 14 sedes. Hoy sus alumnos se reparten en 35 carreras y 11 sedes que continúan funcionando de manera concentrada, como en La Serena: donde cuatro campus se fundieron en uno. Según cuenta Nicole Chiessa, lo mismo ocurrió en la sede de Viña del Mar, donde todo se redujo al campus de Recreo.

Abdón Julio, de 25 años, es Presidente de la Federación de Estudiantes de la UDM sede La Serena. Estudió Derecho y aunque ya no tiene clases, todas las semanas va a la universidad a reunirse con su tutor de tesis. “No se ve ni un alma”, dice él. Además explica que la facultad no dispone de lugares donde comprar café o sacar fotocopias. “Los compañeros van sólo a estudiar y ya no se vive un ánimo universitario”, cuenta. Abdón lleva dos años como líder estudiantil: su mandato fue extendido ya que a principios de 2014 no hubo elecciones. Explica que no había ánimo, no había gente que quisiera participar y que los alumnos estaban dispersos.

Los alumnos continúan pagando su arancel, que es el mismo desde que comenzaron sus estudios. Para Nicole Chiessa esa cifra asciende a 165 mil pesos mensuales y, en el caso de Abdón, corresponde a 210 mil. Los beneficios estatales están suspendidos. Sin embargo, los alumnos que accedieron a becas y créditos mientras la universidad estuvo acreditada hasta el año 2012, pudieron conservarlos.

Kenneth Romero es académico de la facultad de Derecho en la sede La Serena en calidad de profesor jornada parcial y explica que continúa en la universidad “a base de puras promesas”, ya que no ha firmado ningún contrato y solo ha recibido el sueldo correspondiente a junio de 2014.

El desarrollo normal de las clases también ha sido interrumpido por el estado económico de la institución, ya que los docentes aseguran que no están recibiendo sus sueldos. Kenneth Romero es académico de la facultad de Derecho en la sede La Serena en calidad de profesor jornada parcial y explica que continúa en la universidad “a base de puras promesas”, ya que no ha firmado ningún contrato y solo ha recibido el sueldo correspondiente a junio de 2014. Aun así, sigue haciendo clases: “Volví sobre todo porque muchos de los alumnos que están en quinto fueron alumnos míos (…) y si no regresábamos nosotros, nadie les iba a solucionar el problema. Nosotros volvimos para solucionar el problema a personas naturales, que tienen nombre y apellido, no a la universidad.”

El segundo semestre académico comenzó oficialmente el lunes 29 de septiembre, pero Romero asegura que la administración no se ha comunicado con los académicos ni les ha pedido las boletas de julio, agosto y septiembre. Por eso, los docentes de la facultad acordaron que no volverán a hacer clases si las autoridades de la universidad no llegan a un acuerdo con ellos primero. En contraste, el rector Patricio Galleguillos afirmó que no existen sueldos impagos dentro del establecimiento.

Los alumnos que continúan en la universidad hoy ven con incertidumbre la posibilidad de titularse. “No tenemos certezas y ese es el gran miedo de los estudiantes matriculados. ¿La universidad alcanzará a durar hasta febrero de 2015? ¿Qué pasará si no alcanzo a dar el examen de grado antes de esa fecha? ¿Vamos a quedar como licenciados en ciencias jurídicas? Esa cuestión no te sirve para nada”, explica Abdón Julio.

Aunque la fecha de cierre de la universidad ya está definida, el rector Patricio Galleguillos dice que pedirá una prórroga de 18 meses que aplazaría el proceso hasta octubre de 2016, para que al menos el 95% de los estudiantes que queda alcance a terminar su carrera.

Sobre las autoras: Paula Aguilera, Monserrat del Pino, Ignacia Godoy y Fernanda Schorr son alumnas de cuarto año de Periodismo y este reportaje es parte de su trabajo en el curso Taller de Edición en Prensa Escrita, dictado por el profesor Rodrigo Cea.