Por Macarena García Charad/Foto: Milena Castro

En menos de diez metros, cinco personas se acercan a saludar a José Miguel de la Vega (23) mientras camina por el campus San Joaquín de la Universidad Católica. Viene saliendo de una reunión donde se votó para elegir al Consejero Territorial de Ingeniería, quien lo reemplazará por el resto del período. No puede seguir desempeñándose en ese cargo, ya que fue elegido por los miembros de su movimiento como candidato a presidente de la lista de la Nueva Acción Universitaria (NAU) y está preparando la campaña para volver a la Feuc.

En la sala de estudio del Centro de Alumnos de Ingeniería (CAi) hace más calor que los 25° que hay afuera. El Jose, como le dicen sus amigos, busca una de las pocas mesas vacías para sentarse a trabajar. Se saca la chaqueta verde musgo que usa casi todos los días y abre su notebook, donde tiene dos calcomanías pegadas por detrás: una es el símbolo NAU y el otro es un dibujo de un lobo que dice Tierra del Fuego. Revisa su celular varias veces, dejando ver en el fondo de pantalla un afiche de su movimiento.

“Acá (en Ingeniería) las discusiones se cerraban diciendo que eran un territorio apolítico, cosa que no existe porque uno siempre tiene una visión política, una visión de sociedad”, comenta José Miguel de la Vega.

Al entrar a la universidad el 2011 no se acercó inmediatamente al NAU ni participó en actividades políticas, como sí lo hicieron muchos de sus compañeros de colegio del Instituto Nacional. El ambiente despolitizado de Ingeniería, que contrastaba con su experiencia en los movimientos escolares de 2006 y 2008, lo hizo retraerse de la política universitaria. “Fue un golpe tan fuerte que me hizo alejarme de la participación política, porque sentía un rechazo más que una invitación a cambiar”, recuerda.

Hoy, Ingeniería tiene mayor participación en los debates de política universitaria y es un espacio clave porque es una de las carreras más grandes de la universidad. Sin embargo, de la Vega explica que cuando él llegó, la política no era tema. “Acá las discusiones se cerraban diciendo que eran un territorio apolítico, cosa que no existe, porque uno siempre tiene una visión política, una visión de sociedad”, comenta.

La carrera que había elegido tampoco lo motivaba y en su segundo año estuvo a punto de congelar. Venía de una familia humanista: su mamá estudió Literatura, su padre es periodista y su bisabuelo, Daniel de la Vega, ganó tres Premios Nacionales en Poesía, Dramaturgia y Literatura. “Me cuestioné mucho entrar a ingeniería, porque encontraba que no era completo, como que no cerraba”, comenta. En tercer año decidió especializarse en transportes y se dio cuenta de que no se había equivocado de carrera. Hoy está cursando su quinto año en la universidad. “Ahora voy a inscribir mi magíster en transporte público. Ahí sí tienes una visión de qué ciudad quieres construir, tiene que ver con los espacios de encuentro y la segregación urbana”, explica de la Vega.

Si llegara a la Feuc, de la Vega dice que es necesario cambiar algunas estructuras que replican injusticias, dentro de las cuales están las condiciones laborales de los trabajadores.

Este descubrimiento coincidió con una reflexión sobre su rol en la Facultad y en la Universidad. “Logré darme cuenta de que la determinación que tenía que hacer era todo lo contrario, si había algo que no me gustaba, tenía que sacarme la cresta para cambiarlo”, cuenta el estudiante. Se integró al Centro de Alumnos de Ingeniería como Coordinador General, y empezó a involucrarse cada vez más en actividades políticas. Fue delegado de su generación, estuvo en el CAi dos años seguidos y fue parte del proyecto Talento e Inclusión. También participó de la creación del primer sindicato de trabajadores subcontratados de la universidad, experiencia que hizo de los derechos laborales su bandera de lucha. “A mí lo que me aprieta la guata es el tema con los trabajadores”, declara. Por eso, si llegara a la Feuc, de la Vega dice que es necesario cambiar algunas estructuras que replican injusticias, dentro de las cuales están las condiciones laborales de los trabajadores.

Desde chico fue muy inquieto, le gustaba jugar a la pelota y estar con sus amigos. Paula Atías, su madre, recuerda que le decía: “Jose, estamos comiendo, ¡deja la pelota!”. Rompió todos los adornos de su casa. Atías cuenta que de niño tenía mucha empatía con la gente y podía conectarse fácilmente con otros niños, característica que lo llevó a aparecer como mejor amigo de varios compañeros en una actividad del jardín infantil. De la Vega reconoce en su mamá un ejemplo de cómo se debe hacer política. Durante la dictadura militar fue exiliada a Venezuela a los 19 años. En 1986 volvió para trabajar en la Fundación para la Protección de la Infancia dañada por los Estados de Emergencia con niños de padres exiliados, detenidos desaparecidos o asesinados, y en la Vicaría de la Solidaridad. “Esa experiencia es un relato que tienes muy latente”, dice José Miguel de la Vega.

“Es el rostro más visible del NAU y quien más se ha echado al NAU al hombro este año”, dice Alberto Millán, candidato a presidente del NAU para la federación de 2015.

El trabajo y la presencia del estudiante en Ingeniería lo han convertido en la mejor carta para liderar la lista del movimiento. Cuando supo que los gremialistas habían ganado la Federación luego de seis años de gobierno del NAU, de la Vega ya era miembro activo del movimiento, al cual se había acercado a través de amigos y compañeros. Lamentó la derrota, pero no llegó a dimensionar lo que eso significaba. Tampoco se vio como protagonista del grupo que lucharía por recuperarla. Alberto Millán, quien se fue el candidato a presidente del NAU en las elecciones pasadas y se enfrentó al Movimiento Gremial, identifica a de la Vega como: “el rostro más visible del NAU y quien más se ha echado al NAU al hombro este año”.  Ser Consejero Territorial de una carrera grande y coordinador político del movimiento este semestre lo posicionó como el líder natural dentro de su movimiento.

“A veces le digo: ¡duerme, por favor!”, cuenta Peralta riendo. Sabe que de la Vega duerme entre cinco y tres horas la mayoría de las noches y que el tiempo libre es cada vez más escaso.

La recompensa de ese trabajo se evidenció en un respaldo mayoritario de la asamblea del movimiento, donde ganó la elección con alrededor de 40 votos de diferencia. “Sabe liderar pero trabajar en conjunto a la vez. No se arranca con los tarros solo, sino que puede hacerlo en conjunto”, explica José Tomás Peralta, amigo y compañero de la Nueva Acción Universitaria. Sabe que para su amigo el próximo periodo será difícil y que el trabajo en la campaña es intenso. “A veces le digo: ¡duerme, por favor!”, cuenta Peralta riendo. Sabe que de la Vega duerme entre cinco y tres horas la mayoría de las noches y que el tiempo libre es cada vez más escaso.

“Lo conocí en algunos consejos. Es una persona igual dialogante a pesar de que tenemos distintas posturas. Lo más valorable es que él en ningún momento habla sobre los otros movimientos para posicionarse”, comenta Francisco Ramírez, candidato a segundo secretario ejecutivo por la lista 1A.

José Miguel de la Vega aprovecha de hacer actividades al aire libre cuando puede. Desde hace tres años que se va a mochilear al sur de Chile con su mejor amigo del colegio, Andrés Acuña. En uno de esos viajes a Chiloé, de la Vega se puso a conversar con un pescador de erizos, mientras compartían un rato en su bote. Le preguntó  sobre sus condiciones laborales, episodio que terminó con el pescador casi llorando y contándoles todo sobre su vida. Sus amigos más cercanos saben que esa es una lucha que lo apasiona. “El tema de los trabajadores lo mueve caleta”, enfatiza Peralta.

Desde que se sentó a estudiar en la sala de estudio de ingeniería, de la Vega ha avanzado poco. Tiene que trabajar en un proyecto para potenciar el uso de bicicletas en la ciudad y revisar una presentación que tiene que dar más tarde para un ramo, además de ir al Consejo Ejecutivo en Casa Central, donde tiene 100% de asistencia. Con los audífonos puestos escucha “Lobo mayor”, canción de la banda chilena Fother Muckers y, a pesar de estar sentado frente a su computador, no deja de moverse.


Las definiciones de De la Vega
Gratuidad en la educación
“La gratuidad es la clave para entender la educación como un derecho. Se deben abrir Ues a los más vulnerables y acabar con la segregación”.

Aborto
“Hoy ocurre, no es deseable. Hay que dar solución sin reducir discusión sólo al hecho. Proyecto insuficiente y no aborda educación sexual, SENAME, otros”.

Rol de la UC en la Confech
“Debemos retomar el protagonismo y ser propositivos. Nuestra sociedad requiere transformaciones y debe ser con los y las estudiantes de Chile”.

Democracia interna en la UC
“La UC debe ser construida en comunidad. La democracia nos permite que todas y todos aportemos sin ningún tipo de discriminación”.

Sobre el autor: Macarena García Charad es alumna de cuarto año de Periodismo y este reportaje es parte de su trabajo en el curso Taller de Prensa impartido por la profesora Gloria Faúndez. El artículo fue editado por Javiera Back en el Taller de Edición en Prensa impartido por el profesor Enrique Núñez Mussa.