Por Patricia Marchetti / Ilustración Mathias Sielfeld

Hace un año la familia Úbeda invirtió cerca de 400 millones de pesos para instalar en la calle Consistorial de la comuna de Peñalolén su propia estación de servicio, ECCO. Cuando establecieron los precios, solo calcularon los márgenes de gastos y ganancias y, como resultado, cada litro costaba diez pesos menos que en las otras bombas de la comuna. Entonces empezó a aparecer la competencia. “Un día llegaron los de Copec y nos ofrecieron comprarnos todo, el local, la gente, todo. Ellos solo querían cambiar el nombre y quedarse con nuestros clientes y la plata”, dice el administrador, Mario Fuentes. La dueña, Francisca Úbeda, se negó. Seis meses después, es decir, hace dos meses aproximadamente, Copec abrió una nueva estación de servicio a dos cuadras de ECCO.

En 2006, un estudio realizado por la Superintendencia de Electricidad y Combustible (SEC), indicaba que las bencineras que no pertenecían a las cadenas tradicionales como Copec, ESSO, Shell e YPF, alcanzaban los 131 locales en Chile, es decir, el 8,6% del total de bombas de bencina en el país eran “sin bandera”. Según el mismo estudio, la Región Metropolitana acaparaba el 47% de estas estaciones, con 62 gasolineras.

En 2014 las cifras son distintas. Aunque en todo Chile el número de las no-tradicionales aumentó a 157 y hoy suman el 9,2% del mercado nacional, según la Comisión Nacional de Energía (CNE), de los 62 locales “sin bandera” –ubicados en la capital– hoy funcionan 46. Estas estaciones son independientes de las grandes empresas y también del resto de las “sin bandera”, pues no están organizados entre ellos.

En la bencinera ECCO de Peñalolén les regalan dulces a sus clientes, los saludan por nombre y hasta les fía.

La baja de locales en la Región Metropolitana se debe en parte a la competencia que significan las “tradicionales”, como Copec o Shell, las que representan el 80% del total de bombas del país. “Ahora el problema está en que nos copian los precios”, cuenta Fuentes respecto a la Copec que se instaló a unas cuadras de ECCO en la calle Consistorial. Pese a la nueva competencia, comenta Fuentes,  su clientela no ha disminuido.

En ECCO regalan dulces a los automovilistas, decoran temáticamente el lugar para las distintas festividades del año, han fiado hasta 60 mil pesos e intentan aprenderse los nombres de sus clientes frecuentes. “Pensamos que nos iba a bajar mucho la clientela [con la instalación de la Copec], pero no fue tanto porque ya habíamos creado un lazo con nuestra gente”, cuenta uno de los bomberos de ECCO.

“Las independientes han crecido considerablemente, pero en lugares más remotos, donde no es atractivo para una tradicional”, dice Fernando Rodríguez, presidente de la Asociación de Distribuidores de Combustibles de Chile.

“Las independientes han crecido considerablemente, pero en lugares más remotos, donde no es atractivo para una tradicional”, dice Fernando Rodríguez, presidente de la Asociación de Distribuidores de Combustibles de Chile (Adico). De hecho, los mayores aumentos de locales de este tipo según la CNE, se han registrado en caminos interiores y pueblos pequeños, alejados de las ciudades principales en las regiones del Maule y Biobío. Rodríguez agrega que, paradójicamente, las independientes son controladas y supervisadas por las grandes empresas como Enap y que, en general, su porcentaje jamás cambiará tanto más de lo que es hoy: 9% del total.

Juana García administra una de las dos estaciones independientes que aún sobrevive en la comuna de Providencia. En la esquina de Francisco Bilbao con Salvador está instalada con un solo bombero, sin vestimenta de trabajo y sin un nombre comercial. Pero captar clientes de la Terpel que tienen cerca no es un problema. “Estamos constantemente fijándonos en cuánto tienen el litro, y yo siempre lo dejo 1 o 2 pesos más abajo y realmente la gente se fija. Porque ni miran el logo, solo el precio”, dice García. Agrega que se trata de un negocio familiar que establece el precio a su conveniencia, aunque admite que es agotador estar siempre pendiente de no perder la competencia.

Todos los miércoles las bombas de bencina deben enviar a la CNE sus cambios en los precios para que estos sean publicados en “Bencina en Línea”, si no lo hacen, la SEC sanciona con multas en dinero a quienes no cumplen con la normativa.

Mario Fuentes, administrador de ECCO dice que Copec trató de comprar el local completo. “Ellos solo querían cambiar el nombre y quedarse con nuestros clientes y la plata”, dice.

Roberto Valdebenito es dueño de la cadena independiente SESA, que tiene cinco estaciones, distribuidas en Curacaví, Padre Hurtado, Renca, Providencia y Macul. “Hasta la misma Enap anuncia las alzas o bajas a partir del día jueves. ¿Cómo va a ser libre [el mercado] si el de arriba ya está diciendo cuánto va a variar?”, dice Valdebenito.

Mientras ECCO intenta abaratar costos para poder dar la pelea a su nueva competencia, otras bombas de bencina aseguran haber aumentado sus ganancias el último año. Es el caso de la estación Julio Allel de Recoleta, cuyo dueño –del mismo nombre– cuenta que antes era una ESSO que el mismo administraba. La compró como particular y, ahora, con precios más baratos, dice, gana el doble que siendo el concesionario.

El 29,3% de las estaciones de servicio independientes del país se encuentran en Santiago. Fernando Rodríguez, el presidente de Adico, dice que esto se debe a que la Región Metropolitana es “una mina de oro para las grandes cadenas y, aunque sí pueden darse el lujo de perder: es una cuestión de poder la que las lleva a querer hundir a los más chicos”. Rodríguez es pesimista sobre el futuro de las bombas no tradicionales, y agrega que las distribuidoras tradicionales como Copec o Shell hacen llegar a las “sin bandera” a márgenes insostenibles igualándoles y bajando sus precios, hasta que finalmente no les queda otra que venderles el local.

Sobre la autora: Patricia Marchetti es alumna de tercer año de Periodismo y este reportaje es parte de su trabajo en el curso Taller de Prensa Escrita, dictado por el profesor Juan José Lagorio. Las fotos son de Sebastián Varela, y corresponden a su trabajo en el curso Taller de Fotografía Periodística, dictado por la profesora Consuelo Saavedra.