Bárbara Gormaz / Foto Hisashi Tanida

José Roa asegura que sabe de fútbol. “Mi abuelo y mi tío fueron dirigentes de Ñublense, así que fui al estadio sagradamente hasta los 18 años, hecho que coincidió con la aparición de las barras bravas. Por eso dejé de ir”, dice el abogado, quien alcanzó renombre como director nacional del Servicio Nacional del Consumidor (Sernac), cargo que ocupó entre 2005 y 2010.

Roa explica que no asumió como jefe del Plan Estadio Seguro a modo de revancha contra las barras, sino que, más bien, porque se considera “un hombre de desafíos”. Como director del Sernac, su responsabilidad era proteger a los consumidores. Hoy se enfrenta a un reto parecido, de manera específica, su labor ahora es resguardar a los hinchas del fútbol chileno.

El Plan Estadio Seguro fue una de las políticas emblemáticas de la Administración de Sebastián Piñera y, al mismo tiempo, una de las más criticadas. Comenzó en mayo de 2011 y está basado en cuatro ejes programáticos: marco legal, gestión, infraestructura y comunicación.

El socialista cree que hay una confusión entre lo que establece la Ley de Violencia en los Estadios y el Plan Estadio Seguro. Roa recalca que la ley es la encargada de determinar lo que se hace o no dentro de los recintos, en cambio, el plan tiene como función coordinar a los principales actores del espectáculo para que la ley se cumpla.

—¿Cómo evalúa el Plan Estadio Seguro hasta ahora?
—Terminando el campeonato haremos una evaluación formal. Lo relevante es que ese proceso de implementación incluya a todos los actores a largo plazo y que los actores, particularmente los clubes, asuman responsablemente sus obligaciones.

—¿Qué va a pasar con el plan? ¿Se dejará tal como está o se modificará?
—Se trata de una política permanente del Estado de Chile, de coordinar los distintos actores para el cumplimiento de la ley, y un conjunto de medidas para asegurar la tranquilidad en los espectáculos deportivos.

—¿No va a haber cambios entonces?
—Una política pública y sensata se evalúa y se ajusta en aquellos aspectos que son susceptibles de mejorar, se incorporan los que están ausentes y se dejan los que funcionan adecuadamente.

—¿Y cuáles están ausentes?
—El fenómeno del fútbol requiere un trabajo con otros actores, los propios periodistas, los vecinos de los estadios, los [reporteros] gráficos, jugadores, la hinchada, el comercio alrededor, las empresas de guardias de seguridad, que tienen una opinión que merece ser escuchada.

—¿Cree que sacar los bombos fue una medida efectiva?
—La ley prohibió el ingreso de elementos que son peligrosos y riesgosos y que ponen en riesgo la salud de las personas. Esta prohibición fue objeto de varios recursos judiciales que ratificaron esta decisión. Los bombos, por su volumen, pueden bloquear las salidas de emergencias de los estadios.

—¿La medida se relaciona también con el ingreso de drogas?
—Sí, es una de las razones. Pero es relativamente fácil de solucionar. Pero también hay dinámicas de liderazgo en las barras que están asociadas al uso de los bombos y que dan espacio a actos de violencia dentro de los estadios. Esa es la razón poderosa que está detrás de esta disposición.

—¿Cómo vio este último semestre  la eliminación de carabineros de Fuerzas Especiales del interior de los estadios?
—La obligación primordial es por parte de los clubes, pero en coordinación con carabineros, quienes no ha abandonado ni abandonarán los estadios. Lo que no pueden hacer es reemplazar la obligación de los clubes en el tema de la seguridad.

Roa (PS) fue director nacional del Sernac entre 2005 y 2010.

Hace un tiempo se hicieron públicas fotografías en las cuales Christian Reyne, jefe de seguridad de Blanco y Negro, le entregaba entradas a integrantes de la Garra Blanca, ¿cómo planea hacerle frente a la relación entre dirigentes y barristas?
—La ley regula la relación entre los clubes y la hinchada. Nosotros tenemos reuniones semanales con la ANFP [Asociación Nacional de Fútbol Profesional] y me reúno cuando voy a los estadios con los encargados de seguridad y con los dirigentes presentes. Hay interés, veremos si los hechos ratifican sus palabras.

Los hinchas asocian las exigencias de la ley como una responsabilidad del Plan Estadio Seguro.
—Eso es un enfoque erróneo. Probablemente se requiere más pedagogía en la comunicación, porque el comportamiento está prohibido en la ley. Su reglamento y las obligaciones con respecto a los dispositivos de seguridad son responsabilidad del club que organiza el espectáculo.

Según Sergio Jadue, el presidente de la ANFP, el plan hace que exista burocracia en el fútbol debido a la jerarquía que se crea partiendo por usted y que recae en cada Intendente, cada estadio y cada equipo. ¿No cree que se ha politizado el fútbol?
—No entiendo la relación entre burocracia y la política. Lo que la ley estableció, son encargados precisos con responsabilidades precisas, lo que no implica politizar nada.

¿Piensa que su experiencia en el Sernac le puede ayudar en este trabajo, considerando que el principal objetivo de Estadio Seguro es que la gente vaya tranquila a la cancha?
—Los hinchas tienen derechos, y eso es parte del desafío, mejorar la experiencia de los hinchas en el estadio y eso es un tema de interés en el Sernac. También incluye la coordinación de distintos actores y eso se hizo en el Sernac. Tenemos experticia en eso.

¿Cuál es su meta personal, qué lo va a dejar tranquilo cuando deje el cargo?
—Lo que yo aspiro es que exista un horizonte común de trabajo, una ruta compartida por los distintos actores y que genere un compromiso a largo plazo.

Sobre la autora: Bárbara Gormaz es alumna de quinto año de Periodismo y este reportaje es parte de su trabajo en el curso Taller de Prensa Escrita, dictado por el profesor Sebastián Rivas.