Por Bernardita Salles Sapag/Fotos: Gentileza de Francica Eluchans

“Según dicen, en la mayoría de las personas que miran un paisaje se forma una cápsula. Esa cápsula no es tan pequeña como se cree. La cápsula es el médium entre el paisaje y el contemplador. Si el contemplador pudiera arrancar esa cápsula y llevársela sería inconmensurablemente feliz, conquistaría el paraíso en la tierra.
Pero hace falta una delicadeza extrema, una fuerza prodigiosa y saber lo que se está haciendo. Es como arrancar de golpe un árbol con todas sus raíces”.

Estas son las palabras de Henri Michaux que acompañan, a un costado la obra, Paisaje Flotante de Francisca Eluchans (31), compuesta por imágenes impresas en plástico pai y expuesta en la galería Isabel Aninat con motivo de la exposición Paisaje Objetual. La cápsula, entendida como una envoltura que contiene en su interior algo que se atesora, vendría siendo uno de los elementos recurrentes del trabajo de esta artista, y la “delicadeza extrema”, la “fuerza prodigiosa” y el “saber”, apelan a la experiencia, al cuidado y a lo poético que Eluchans dice que busca proyectar en sus obras, para transformarlo en algo real.

La obra, un móvil que pareciera flotar a un costado de la estancia, está iluminado por la luz del ventanal que se filtra por detrás y remarca las imágenes que lo conforman. Cinco metros por dos metros, 150 piezas que forman un paisaje construido por fotografías tomadas por la artista y unidas en un montaje digital. En las imágenes yacen pequeñas impresiones de los lugares que recorrió para crear su obra: vestigios de la cordillera de Los Andes y la cordillera de la Costa, Farellones y parques nacionales. Juntos forman un paisaje montañoso, nuboso y colorido. La idea, dice Eluchans, es que la gente en el imaginario se dé cuenta de que no es una fotografía fragmentada en 150 fotos, sino que una imagen creada por múltiples fotografías.

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La obra la conforman 150 fotografías de diferentes locaciones del país.

La obra estuvo entre diciembre 2015 y febrero 2016 en la Sala Gasco rodeada de barras metálicas, llegó a la Galería Isabel Aninat sin marcos. “Quería abarcar la escultura, quería salirme del muro, quería lograr desplazar la fotografía a la tridimensionalidad en forma de cuerpo”, dice Eluchans.

“Yo siento que la fotografía me permite trabajar algo más mío, abarcar mi ciudad, mi país, mi geografía, mi paisaje”, dice Eluchans.

El paisaje flotante tiene debajo piedras que Eluchans recolectó en cada lugar visitado. Las piedras ejercen una gravedad en las imágenes y generan un contrapunto con los paisajes naturales. “No todo es tan ficticio, existe ese elemento natural que te dice que viene de un lugar real”, dice Eluchans. Las piedras que usa son un elemento nuevo en su arte. Las otras obras que presenta en Paisaje Objetual, también tienen piedras. Al recorrer la obra, cuando las imágenes se mueven y se ven, ya sea por delante o por detrás, y se conectan con otros fragmentos de la obra, surgen nuevos paisajes.

Paisaje Objetual, tiene una dinámica parecida al trabajo que ha realizado la artista desde sus inicios: la transformación del plano bidimensional de las imágenes a la tridimensionalidad. Antes lo hacía empleando revistas y cartón, pero los límites estaban determinados. “Había un problema de autoría. Yo resignificaba, pero no tomaba las fotos. Me apropiaba de algo que no era mío. Yo siento que la fotografía me permitía trabajar algo más mío, abarcar mi ciudad, mi país, mi geografía, mi paisaje”, dice Eluchans.

Eluchans también ha cambiado el tema de sus obras. Al principio dice que recorría la ciudad y la sociedad, pues su interés estaba en el ordenamiento urbano y cómo la gente habita dicho espacio y cómo los entiende. “Quería salir de esta saturación urbana, tan humana y quería apelar al silencio, al paisaje más deshabitado”, dice.

Paisaje Objetual es un giro en las obras de la artista, quien se aleja de los espacios urbanos y se adentra en un panorama deshabitado de la geografía de Chile. Al recorrerla, se ven los distintos terrarios, donde se atesoran los paisajes reinventados por Eluchans. Se generan nuevos planos, dimensiones, perspectivas y juegos de luces, a través de los espejos que la mayoría de las obras tiene. Transforma el paisaje por medio de su experiencia en terreno y la lleva a la galería.

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Algunas obras de la exposición se exhiben en terrarios que tienen espejos en su interior.

Exposición individual

Francisca Eluchans (31) egresó en el año 2008 de Licenciatura en Arte de la Pontificia Universidad Católica de Chile. Tiene estudios adicionales de arte en Holanda, Argentina y México. Paisaje Objetual es su quinta exposición como autora única.

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Eluchans hace un llamado a los artistas chilenos a mirar el territorio y nuestros orígenes.

 ¿Cuál es tu próximo proyecto?

—Tengo varios proyectos en mente, pero nada concreto. Experimentar y probar nuevos medios. Estoy siempre trabajando en algo, aunque muchas veces no sepa cómo vaya terminar o para qué lo estoy haciendo. De eso se trata el trabajo del artista: uno nunca deja de trabajar, siempre está pensando en nuevas obras. No es sólo una elección profesional, es un sistema de vida.

¿Qué piensas del estado del arte en Chile?

—En Chile el mercado del arte es muy pequeño, estamos demasiado lejos del resto del mundo. Tenemos una barrera geográfica que nos mantiene lejos, entonces es difícil para un artista hacer carrera internacional desde Chile. Con internet y la era digital esa barrera ha ido disminuyendo. Creo que en Chile cada vez hay más artistas buenos y nuevas plataformas que te permiten mostrar tu trabajo o desarrollarlo. Somos un país que está marcado por una historia política muy fuerte y el arte la ha sabido representar. Siento que nos queda un camino largo, uno a veces comete el error de mirar mucho para afuera, en vez de hacerse cargo de lo que tenemos acá, de nuestros orígenes.

¿Cuál crees que es el rol del artista en nuestra sociedad?

—Creo que el artista tiene la responsabilidad de manifestar o levantar la voz por causas comunes que hagan sentido al colectivo, pero desde otro lenguaje. Generar algún impacto o interés en el espectador. Despertar nuevas emociones o ideas.

Sobre el autor: Bernardita Salles Sapag es estudiante de Periodismo y escribió este artículo como colaboradora de Km Cero.