Por Javiera Yáñez

La acción “Durante 2013 (Entel) trabajó en la capacitación digital de siete escuelas rurales a lo largo de Chile (…). Esto implica dotar a los establecimientos de tecnología de vanguardia y soporte técnico; apoyar la capacitación digital de los docentes, directivos y estudiantes en el uso pedagógico e innovador de las TIC; y desarrollar indicadores y metodología de seguimiento continuo estandarizada para el programa” comprometida por Entel, es cierta en parte, al no cumplirse la totalidad del enunciado de RSE publicitado por la empresa. Esto, conforme la metodología del ejercicio de verificación realizado por el equipo de estudiantes del taller de Fact Checking de periodismo de la Universidad Católica (UC).

Esta iniciativa, llamada “Escuelas Conectadas”, está orientada a mejorar la integración social y digital de las zonas aisladas del país. Puesta en marcha en 2005, el proyecto llevó a la compañía a recibir el pasado año el Sello Más por Chile, otorgado por el Ministerio de Desarrollo Social.

Sin embargo, de las siete escuelas que la empresa de telecomunicaciones afirma haber intervenido, sólo cinco de ellas formaron efectivamente parte del programa, tal como fue posible corroborar con los directores y/o funcionarios de cada establecimiento educacional.

De tal modo, la escuela rural del Huape, una zona ubicada en la comuna de Chillán en la Región de los Ríos, es una de las siete escuelas que figura en los datos oficiales de Entel, como parte del proyecto, sin que sea un dato correcto. Tanto el director de este establecimiento, como también desde el departamento de Educación de la Municipalidad de Chillán, negaron conocer la iniciativa y, por ende, su participación en ella. El director de la escuela, José Cortés, aseguró: “No, no conozco ese proyecto. Acá no participamos de él”, a su vez, jefe de la Unidad de Informática Educativa del Departamento de Educación de la Municipalidad, Marco Aguilera, lo corroboró: “no tengo información de ese proyecto, no lo conozco. De haber participado la escuela, acá lo sabríamos, y en lo que a nosotros respecta, no fue así”.

Del mismo modo, la escuela rural de Puerto Aguirre en la región de Aysén -también mencionada por la empresa como una de los establecimientos educacionales capacitados durante el año pasado- tampoco forma parte de “Escuelas Conectadas”. Esto fue confirmado por Christian Farías, funcionario a cargo de las comunicaciones de RSE dentro de Entel. “Javiera, te cuento que la escuela de Puerto Aguirre ya no participa en el programa escuelas conectadas”, escribió.

Para Paula Miranda, experta en Responsabilidad Social Empresarial y docente de la UC, la falencia de esta iniciativa va más allá de la cantidad de escuelas que formaron efectivamente parte del proyecto. Para la académica, el problema está relacionado directamente con los alcances o el impacto social que esta medida tiene en el largo plazo.

Según la docente, “éste es un excelente proyecto social para la imagen corporativa de la empresa, pero carece de responsabilidad en tanto Entel debiese medir el impacto que su intervención tiene en la sociedad. ¿Qué mejoras provocó en el Simce por ejemplo, o en el nivel de entendimiento de los alumnos?”. Para Miranda, la conectividad y las tecnologías no son buenas en sí mismas, sino que es la manera y el para qué se utilizan lo que realmente cuenta y ahí recae el “real compromiso con la comunidad que se interviene”, asegura.

Entel no realiza tales mediciones de impacto, según afirmaron los funcionarios de las cinco escuelas consultadas y los encargados de educación de las respectivas municipalidades. Por lo que, en el análisis suficiencia, la acción falla, aún cuando se destinaron 96 millones de pesos, lo que representa un 5,43 por ciento del total de inversión en RSE de la empresa en 2013.