Por Matías Rivas

La encuesta CADEM afirma que un 71% de los chilenos no cree que la presidenta Bachelet se haya enterado por la prensa de los negocios de su hijo; la misma encuesta sitúa en un 60% el nivel de desaprobación del gobierno, cifra más alta hasta el momento.

Para entender la relación entre la desconfianza y el nivel de desaprobación es útil acudir a la duda metódica, expresada por el filósofo francés René Descartes, en el siglo XVII, en su obra Las meditaciones metafísicas.

La duda consiste en la sistemática destrucción de todas nuestras opiniones. Para ese propósito, escribe Descartes, no es necesario probar la falsedad de “todas las opiniones que sostenemos”, sino al contrario, “basta con saber que existe un engaño para luego comenzar a dudar de todas las otras cosas que se sustentan en los mismos principios”.

Descartes propone que el individuo avance por un camino que tenga como meta el conocimiento verdadero. Si este conocimiento no es alcanzado, el individuo, al menos, podrá convencerse de que todo es falso.

El camino que el individuo debe seguir, continúa el autor, debe ser recorrido con una actitud que plantee las interrogantes a partir de una completa desnudez; es necesario dudar de absolutamente todo, despojándose de cualquier idea preconcebida.

Los casos de corrupción, que han puesto en tela de juicio la turbia relación entre política y dinero, han mermado la confianza que tiene la ciudadanía hacia el poder político.

En los términos filosóficos ya planteados, la primera duda está enunciada; lo que seguirá a continuación no es trabajo nuestro describirlo; la única conclusión lógica que de aquí podemos obtener es que, entre mayor sea la proliferación de casos de corrupción, mayor serán la cantidad de dudas, lo que se traduce, en términos prácticos, en una continua y sistemática desconfianza.

Sobre el autor: Matías Rivas es alumno de quinto año de periodismo, y esta columna es parte de su trabajo en el Taller de Edición en Prensa Escrita, impartido por el Profesor Enrique Núñez Mussa.