Ignacia Godoy / Ilustración Mathias Sielfeld

Dominga todavía es un mapa, pero de convertirse en una mina real ocuparía el 80% de la comuna de La Higuera. A 29 kilómetros de cuatro reservas medioambientales con especies marinas bajo protección, sus dos hoyos de rajo abierto para extraer hierro tendrían casi el doble de la altura de la Torre Entel en profundidad.

Hace poco menos de dos años un proyecto amenazaba el medioambiente de la comuna de La Higuera, en la Región de Coquimbo. Suez Energy, la empresa estadounidense con sede en Chile, planeaba instalar una termoeléctrica en la zona: Barrancones. A pesar de que esta ya había sido aprobada por la oficina regional de la Comisión Nacional del Medio Ambiente (Conama), en 2011 el presidente Sebastián Piñera frenó el proyecto tras una serie de manifestaciones sociales para detener la iniciativa. “No me arrepiento. Era un proyecto de una termoeléctrica en el lugar donde está, tal vez, la mayor riqueza y diversidad medioambiental y ecológica de Chile y del mundo”, dijo el mandatario respecto a su decisión a comienzos de diciembre pasado en una entrevista con el canal de televisión Mega.

El mismo 2011 apareció Andes Iron proponiendo el megaproyecto minero-portuario Mina Dominga. La idea es excavar dos hoyos del doble de altura de la Torre Entel para extraer y procesar hierro –y cobre como subproducto– durante aproximadamente 26 años. El proyecto está a cargo de Carlos Alberto Délano, socio de Empresas Penta, y José Antonio Garcés, socio de viña Garcés Silva. “Queremos cambiar el típico modelo de cómo las mineras se comportan frente a la naturaleza”, se lee en la página web oficial del proyecto (http://www.conocedominga.cl/). A solo diez kilómetros de distancia de los pueblos más cercanos, El Trapiche y Los Choros, Dominga supone una inversión de cerca de 2 mil 500 millones de dólares.

En septiembre pasado se envió la Evaluación de Impacto Ambiental (EIA) del proyecto al Servicio de Evaluación Ambiental (SEA), organismo que tiene de 120 a 180 días para aprobar o rechazar Mina Dominga.

La comuna de La Higuera tiene diez localidades y siempre ha estado vinculada a la minería. Es una de las principales proveedoras mundiales de hierro con una producción de 2 millones 330 mil toneladas del mineral por año, extraídos de la mina El Tofo, según las cifras de la Sociedad Nacional de Minería.

Al mismo tiempo, en la comuna se encuentran cuatro áreas protegidas por la Corporación Nacional Forestal (Conaf) por su riqueza y biodiversidad de fauna y flora: el Sitio Prioritario Punta Teatinos, el Sitio Prioritario Área Marina Punta de Choros, la Reserva Nacional Pingüino Humboldt y, por último, la Reserva Nacional Isla Choros-Damas y el Inmueble Fiscal Isla Gaviota. Todo esto a menos de 29 kilómetros de la eventual planta y los relaves que planea instalar Dominga.

Andes Iron pretende llevar a cabo este proyecto minero en tres etapas distintas. El sector Dominga es la zona de explotación donde se encontrarían los dos rajos. En el sector de embarque hasta los puntos de extracción, se emplazarán dos ductos para el agua y uno para el concentrado de hierro, una línea de transmisión eléctrica y un camino de servicio. El sector Totoralillo es el puerto donde se llevará a cabo la desalinización del agua marina, se almacenará y se embarcará el mineral.

“Tenemos que ver esto como una oportunidad, no como una amenaza. Sabemos que todo proyecto impacta, no voy a esconder que la mina va a causar impacto ambiental, pero hoy en día es posible compatibilizar las dos cosas”, dice Yerko Galleguillos, alcalde de La Higuera.

Más de diez especies marinas –como el pingüino Humboldt, el chungungo, el yunco y el lobo marino–, se verían afectadas por la mina, dice el vocero del Movimiento en Defensa del Ambiente de La Higuera (Modema), Andrés Álvarez, quien explica que la actividad minera genera altos niveles de contaminación del suelo y del mar y que, además, la construcción del puerto destruiría lugares fundamentales para el desarrollo de las especies protegidas.

De acuerdo a María Paulina Godoy, dueña de la agencia de buceo ExploraSub, ubicada en Punta de Choros, a 26 kilómetros del lugar donde se emplazaría la mina, se estaría afectando el hábitat de los famosos delfines nariz de botella. “Ahí está la cuarta comunidad de delfines del mundo. Con este puerto, la comunicación y su forma de vivir se vería afectada y eso haría que se fueran o terminaran muertos”.

La Higuera es una de las comunas más secas de Chile. Cuenta con un abastecimiento de dos litros de agua por segundo, en comparación a ciudades como La Serena o Coquimbo, que en conjunto representan un consumo cercano a los 800 litros de agua por segundo durante el año.

Ante este problema, Andes Iron se comprometió a extraer agua del mar mediante una planta desalinizadora para operar con el agua potable que ellos mismos produzcan. La captación de agua se realizaría a 750 metros desde la costa y 20 metros de profundidad. De lo obtenido, le proporcionarían cinco litros de agua por segundo a La Higuera.

Expertos como Miguel Herrera, ingeniero civil químico de la Universidad de Chile con experiencia en faenas mineras, asegura que la planta desalinizadora es peligrosa. “¿Qué se hace después con toda esa sal que se saca?, ¿Puedes devolverla al mar? No, pero eso se hace”. Herrera explica que una vez extraída, la sal se devuelve al océano de forma dispareja. Esta cantidad nueva que se tira al mar afecta la presión del agua y aumenta la temperatura, lo que provocaría la muerte instantánea de algunas especies que no pueden subsistir a más de ciertos grados centígrados. Aun así, afirma que la producción de hierro es muy necesaria para el país: “Yo soy pro medioambiente, más verde que la lechuga. Pero a la hora que tienes que darle de comer al país, esas cuestiones no cuentan”.

La mayoría de los pobladores –de los cuales 23% son adultos mayores– han aceptado la oferta de Dominga de brindar más agua potable a la comunidad. Álvarez dice que se intenta apuntar a la vulnerabilidad de la zona. “Ofreciéndoles un clavo la gente va a quedar contenta”, comenta el vocero del Movimiento en Defensa del Ambiente de La Higuera.

El mineral útil para Andes Iron sería un 65% de lo extraído, y el otro 35% restante se desecharía. La ubicación del depósito de desechos estaría a cuarenta kilómetros de Punta de Choros y a catorce de La Higuera, poblado del mismo nombre que la comuna. A diferencia de la mayoría de las centrales mineras, Andes Iron asegura que utilizará un tipo de relave –los depósitos pueden alcanzar hasta los 400 metros de altura– que disminuirá la posibilidad de filtraciones de residuos a las napas subterráneas.

Felipe Ávila, ingeniero en minas y trabajador de la mina Candelaria en Copiapó, afirma que el relave es el material más tóxico de un proyecto minero. La mina Candelaria, al igual que Dominga, ocupa el sistema a rajo abierto para encontrar el mineral. Ávila cuenta que la acumulación de desechos en Candelaria ha crecido tanto que llega a tapar la luz del sol por dos minutos al pueblo de Tierra Amarilla, localidad ubicada a cinco kilómetros de la mina, en la Región de Atacama. Además de quitarle dos grados de calor al desviar la brisa marina.

Con 3.721 pobladores, La Higuera recibiría a los 9.800 trabajadores que necesitaría Andes Iron para construir Dominga. La empresa asegura que se privilegiaría la mano de obra local y regional antes que la de otros lugares. Miguel Herrera, ingeniero civil químico, cuenta que las empresas suelen usar este incentivo para tener a la gente de la comunidad de su lado a la hora de aprobar y operar el proyecto.

De parte de la localidad existe la preocupación de que se deteriore la vida de la comunidad con esta inmigración masiva. Así, palabras como alcoholismo, drogadicción y prostitución han comenzado a repetirse entre los habitantes de La Higuera. Como dice Enrique Morales, habitante del poblado Los Choros, no se quiere perder la cohesión social que existe en las regiones y que no está presente en otras ciudades.

Andes Iron ha propuesto capacitación turística que se llevaría a cabo con la instalación de “Casa Azul”: un centro que se especializaría en esa materia. También crearía un fondo destinado a promover el desarrollo de proyectos de pesca artesanal, crianza de ganado y agricultura. Para las personas de bajos recursos dispondría de becas en educación media y superior. Todos estos compromisos están escriturados por Dominga y el alcalde Yerko Galleguillos, con la idea de que si se aprueba el proyecto por parte del SEA se cumpla cada uno de los puntos.

La Comunidad Agrícola de Los Choros estaría a doce kilómetros de la mina y planta. Memo Ruz, de 63 años, miembro y dueño de la agencia turística de su mismo nombre por más de una década, cuenta que Dominga les ha ofrecido a los 180 comuneros cerca de 130 mil pesos mensuales a cada uno por 25 años. Esto debido a que les provocaría un daño a las especies marinas de la zona al extraer agua del mar. “Nos iban a ofrecer una forrá de plata, que para la gente pobre es muy interesante y para los de clase media o alta, nada”.

El fondo destinado al emprendimiento y equipamiento para los habitantes de La Higuera está en la misma situación. Asociados de la pesca artesanal como Guillermo Morales, Cristián Cortés y Juan Guzmán, han declarado públicamente estar a favor de la instalación de Dominga. Otros como Enrique Morales y Andrés Álvarez, piensan lo contrario. “Las autoridades trataron de engañar a la población diciéndoles que esto prácticamente les iba a cambiar la vida o que era la única alternativa, la octava maravilla del mundo”, sentencia el vocero de Modema.

La decisión final del proyecto Mina Dominga está en manos del Servicio de Evaluación Ambiental que podría dar su veredicto durante los próximos días. Organismos como Conaf han manifestado su preocupación frente al impacto medioambiental. En una declaración pública, la corporación explica que, a pesar de que el proyecto no se construiría sobre ninguna zona con protección ambiental, el territorio donde se asentaría es próximo a cinco áreas de conservación de flora y fauna. Afirma, por ejemplo, que se alteraría el medio marino de forma inmediata, en especial la Reserva Nacional Pingüino Humboldt. En caso de que Dominga se llegara a aprobar, sugiere un monitoreo permanente de especies vegetales y marinas durante toda la vida útil de la minera.

El encargado del departamento de comunicaciones de la Secretaría Regional Ministerial (Seremi) del Medio Ambiente de Coquimbo ha dicho que el organismo no tiene competencia en el tema. Mientras que en el Servicio Nacional de Turismo, con Angélica Funes como encargada, están leyendo y revisando el EIA de la mina para dar una respuesta.

“Estuvimos tres años luchando para decirle no a las termoeléctricas y nos aparece esta minera. Estamos enojados, pero esperamos de verdad poder ganarle a estos gigantes”, declara Andrés Álvarez, el vocero del Movimiento en Defensa del Ambiente de La Higuera. Él está a cargo de los pobladores organizados en contra de Dominga y espera poder detenerla, tal como lo hicieron unos años atrás con Barrancones.

Sobre las autoras: Ignacia Godoy es alumna de tercer año de Periodismo y este artículo es parte de su trabajo en el curso Taller de Prensa Escrita, dictado por la profesora María Olga Delpiano. El artículo fue editado por la alumna de cuarto año de Periodismo Greta di Girólamo para el curso Taller de Edición en Prensa Escrita, dictado por el profesor Rodrigo Cea.