Por María Paz Fernández/Ilustración: Cristián Garrido

Sabas, a sus 12 años, no entiende qué ocurre. Un grupo de hombres entra a su casa de Providencia, salen con muebles, cuadros y alfombras. Su padre recibe una notificación por embargo y tampoco entiende, pero luego recuerda que firmó para ser el aval de un amigo que pidió un crédito y no pagó ninguna cuota. El adolescente no sabe qué hacer. La impotencia de no poder ayudar a su padre determinó en gran parte lo que es hoy Sabas Chahuán (50).

Por estos días, un fuerte olor a incienso inunda una oficina del decimocuarto piso de un antiguo edificio ubicado en la calle Sótero del Río, en el centro de Santiago. Hay un largo pasillo que da con seis puertas. Una de ellas corresponde a la oficina que arrienda temporalmente Sabas Chahuán en el estudio jurídico de su amigo Raimundo Hales. Allí, tras dejar la Fiscalía Nacional el año pasado, Chahuán recibe una llamada de Antofagasta en marzo de 2016. Una mujer solicita su ayuda, llama en nombre de un grupo personas perjudicadas por la empresa AC Inversions, que es investigada por una millonaria estafa.

“Tengo que cobrarles, pero si les cobro lo que debería… Ustedes están en quiebra”, fue la respuesta que dio Sabas al teléfono. Con la mujer acordaron juntar un mayor número de personas y así poder pagar entre todos; él fue a una charla a Antofagasta, donde se reunió con más de 200 personas para aclarar sus dudas. Luego de que accediera a tomar el caso, se sumó gente de Arica, Iquique, La Serena, Valparaíso, Viña del Mar, Rancagua, Santiago, Talca, Concepción, Punta Arenas, Puerto Varas y Puerto Montt.

El 2015 Chahuán asumió la dirección de tres investigaciones: Corpesca, Penta y SQM, las dos últimas relacionadas con el financiamiento irregular de campañas políticas.

“Eran personas que estaban un poco a la deriva y además, no quiero pelar a mi gremio, pero había varios abogados dando vueltas ofreciendo sus servicios. Uno estaba pidiendo cinco mil dólares, lo cual encuentro que era mucho para gente que está en quiebra”, señala Chahuán.

Quienes lo contactaron para que tomara el caso no lo eligieron al azar. El 2015 Chahuán asumió la dirección de tres investigaciones: Corpesca, Penta y SQM, las dos últimas relacionadas con el financiamiento irregular de campañas políticas. Debido a la complejidad de los casos, Chahuán usó la facultad exclusiva que le confiere la Ley 19.640 del Ministerio Público y asumió la responsabilidad de dichas investigaciones, donde trabajó con los fiscales encargados de la arista Penta: Pablo Norambuena y Carlos Gajardo.

El Octavo Juzgado de Garantía lo nombró, finalmente, procurador común del caso AC Inversions. Sin embargo, algunas de las víctimas recurrieron a la Corte Suprema para revocar a Sabas como procurador común de la causa en mayo de este año. Según dijeron a la prensa durante ese mes, Chahuán no era representativo de los cientos de estafados y su currículum en el ámbito público no era compatible. Pero su reclamo no prosperó. Al cierre de este reportaje Sabas Chahuán, continúa siendo el procurador común de todos los estafados por la empresa AC Inversions.

Palestina y justicia

“Sacha”, como le llaman sus amigos más cercanos, creció inmerso en la cultura árabe. Hijo de comerciantes de ascendencia palestina, cuenta que en su familia no había ningún abogado y su padre le decía que estudiara, sólo para que tuviera un cartón.

Cuando iba en cuarto básico en el Colegio del Verbo Divino pidió sesenta libros en un año. “El carnet que nos daban sólo era para veinte libros; yo llené tres… El viejo de la biblioteca me miraba raro”, relata Chahuán. De los libros de aventura infantil se pasó a las películas y series de abogados, que despertaron en él una admiración por la profesión.

Sabas recuerda los títulos de las películas que veía, como Matlock o Ironside. “Hay una clásica de la que me hablaba mi viejo que se llama Testigo de cargo”, cuenta el ex fiscal nacional. Señala que las arrendaba en video. “No sé si las las buscaba, porque me gustaba la idea de ser abogado o si ellas reafirmaron el hecho de querer ser abogado”, dice riendo.

Daniel Jadue, alcalde de Recoleta y amigo de Chahuán hace 40 años, cuenta que se conocieron cuando eran pequeños. Mientras sus padres trabajaban todo el día en el negocio textil, los iban a dejar al Club Palestino donde pasaban la mayor parte del tiempo jugando, haciendo deporte o bailando. Ambos participaban en el equipo de volleyball y formaban parte del grupo de folclor palestino: dabke.

Cuando Sabas tuvo la oportunidad, se hizo socio del Club Palestino y decidió ser dirigente en la comisión jurídica, cargo que ocupó durante años antes de dedicarse por completo a la fiscalía.

“Somos chilenos de origen palestino, desde jóvenes nos criamos en un ambiente donde la lucha por la justicia, la igualdad, los derechos humanos y la causa palestina nos marcó transversalmente”, afirma Jadue, y agrega: “a Sabas lo marca mucho su búsqueda por la justicia del pueblo palestino”. Jadue cuenta que el abuelo de Chahuán fue uno de los fundadores del Club Palestino y apenas Sabas tuvo la oportunidad, se hizo socio del club y dirigió la comisión jurídica durante varios años, antes de que Michelle Bachelet lo nominara a fiscal nacional en 2007.

Juego de egos

Antes de ser fiscal, Chahuán tenía una oficina particular, trabajo que compatibilizaba como abogado del Consejo de Defensa del Estado y con su familia: su mujer y sus dos hijos. “Me gustaba trabajar para el Estado, porque creo que tengo… a ver, para que no suene egocéntrico… habilidades que son buenas profesionalmente y me gustaba ponerlas al servicio de la sociedad, vía Consejo del Estado y luego en la fiscalía”, dice Sabas Chahuán.

En 2003 postuló para ser fiscal regional de Santiago, ya que había estado participando, dentro del marco de la Reforma Procesal Penal, en la difusión del proyecto del Código Procesal Penal. Capacitó a abogados a lo largo de todo Chile y trabajó en conjunto con Soledad Alvear y José Antonio Gómez, ambos Ministros de Justicia. Esta trayectoria trazó el camino para convertirse en fiscal nacional en 2007, nominado por la presidenta Michelle Bachelet en su primer periodo.

Chahuán y Bachelet volvieron a encontrarse en 2014, en el segundo periodo presidencial de quien lo nominó en 2007. Foto: Commons Wikimedia.

En su trayectoria, Chahuán saltó al reconocimiento en los medios con el estallido del caso Penta, capítulo que con el tiempo develó una pugna silenciosa recurrente en el ámbito judicial. El fiscal Carlos Gajardo era la cara principal de la investigación del caso Penta y eso generó ciertas dudas en el ámbito jurídico. “Muchos pensaban que Gajardo era el fiscal nacional, porque aparecía siempre en la tele”, señala Gonzalo Medina, abogado defensor de Pablo Wagner involucrado en el caso Penta. Todo es gris y complicado según Medina, quien nunca supo si Chahuán y Gajardo eran amigos o se odiaban. “En el área judicial no hay nada más horroroso que los egos de los abogados… es puro ego; y es algo inconveniente para ejercer en la profesión”, afirma Medina. Además asegura que hoy, con Jorge Abbott como fiscal nacional, es distinto porque tiene 70 años y sabe que probablemente sea su último cargo. “Sabas estaba en otra parada, asumió muy joven”, indica.

En la oficina que arrienda Chahuán aún hay una decena de cajas sin desempacar. Según cuenta, ese no es su lugar definitivo, ya que pronto tendrá un estudio jurídico en el centro de Santiago que llevará su nombre. Por ahora, prefiere seguir en el ámbito privado y hacer clases de Derecho Procesal en la Universidad de Chile, institución en la que estudió y donde trabaja hace más de 25 años. Aunque está inhabilitado por dos años de ejercer un cargo público, no descarta la opción de regresar al gobierno. “Eso va a depender de lo que me ofrezcan”, dice el abogado.

Sobre la autora: María Paz Fernández es estudiante de Periodismo y escribió este artículo en el Taller de Prensa impartido por el profesor Juan José Lagorio. El perfil fue editado por Valentina de Marval en el curso de Taller de Edición en Prensa, impartido por el profesor Enrique Núñez Mussa.