Sofía del Sante / Fotos Martín Corvera

Cambiar los chocolates y la comida chatarra por frutas y verduras, subir las escaleras en vez de usar el ascensor, hacer deporte y realizar actividades en familia son algunas de las recomendaciones con las que Elige Vivir Sano busca mejorar la salud de los chilenos. Desde el comienzo del programa en marzo de 2011, la primera dama Cecilia Morel y su equipo de diez personas se han empeñado en convencer a los chilenos de que lo que uno come hoy pasará la cuenta mañana y, por eso, día a día invitan a llevar una vida más saludable.

El programa Elige Vivir Sano hoy tiene la forma de una secretaría ejecutiva que depende de Presidencia, pero con la plena implementación de la ley será parte de la subsecretaría de Servicios Sociales del ministerio de Desarrollo Social. “Pasará a ser una política pública estable en el tiempo, que ya no depende del gobierno de turno”, explica Pauline Kantor, la directora del programa. Así, la principal tarea entonces será la coordinación y evaluación de las estrategias –que se realizan en conjunto con distintos ministerios–, además de establecer convenios con organizaciones civiles y el sector privado, como lo son la Fundación de la Familia –que es encabezada por la primera dama– y empresas colaboradoras, como Carozzi o Tresmontes Luccetti.

Kantor plantea que los objetivos de Elige Vivir Sano son “promover los hábitos de vida saludable y prevenir esos factores de riesgo que hoy día son la mayor causa de muerte en Chile y en el mundo”, es decir, disminuir la mala alimentación, el sedentarismo y el consumo de alcohol y tabaco. Para esto, el programa cuenta con cuatro líneas de acción: “Come sano”, “Mueve tu cuerpo”, “Vive al aire libre” y “Disfruta a tu familia”.

—¿Existen datos sobre la efectividad del programa?
—Los resultados son a largo plazo y los vamos a ver recién cuando hagamos la próxima Encuesta Nacional de Salud [a través de la cual se obtiene un perfil objetivo de la población al medir la realidad y no la percepción de las personas], que se hace cada diez años en Chile. Antes de cinco o seis años es realmente muy difícil medir la efectividad. Lo que tú sí vas midiendo son los programas concretos y si estos van en línea correcta y si están teniendo efecto.

Kantor –a pesar de las dificultades para medir la efectividad en el corto plazo– destaca avances en términos de sedentarismo: “500 mil chilenos en estos últimos dos años se incorporaron a la fuerza activa, dejaron de ser sedentarios”, asegura. Además, dice que un 40%de la población que ha estado relacionada con el programa ha modificado algún hábito.

—¿Es conveniente haber transformado el programa en ley antes de haber medido su efectividad?
—No, porque el problema es urgente. La obesidad y el sedentarismo son problemas país, de la sociedad y del mundo, que va creciendo a pasos agigantados, si no se hace nada, de aquí a diez años más vamos a estar acogotados con los costos en salud. Tiene que ser al revés: hay que crear la política pública como medio para poder ejecutar programas, planes e iniciativas que te permitan generar un cambio de hábitos. Si no tienes la política pública, el día de mañana no puedes medir si fue efectiva o no.

—El programa ahora se convierte en ley y exige a los gobiernos implementarlo. ¿Qué garantiza que independiente del futuro gobierno –sea oficialista o de la actual oposición–, Elige Vivir Sano siga funcionando de la misma manera?
—Eso es lo que uno espera, evidentemente siempre que hay cambios de gobierno hay cosas que pueden cambiar, o se pueden hacer de otra forma. Pero esto permite una institucionalidad y eso es algo que no se puede cambiar porque se tiene que cumplir con la ley, va a haber un presupuesto, programas que se van a tener que ejecutar. Se crea el sistema Elige Vivir Sano que de alguna manera define cuáles son los programas, y esos se tienen que llevar adelante y rendir cuentas a fin de año.

—Entonces, ¿son programas definidos los que se deben implementar, no solo Elige Vivir Sano como sistema en general?
—Sí, Elige Vivir Sano es una política pública que cuenta con muchos programas y es por eso que se llama “sistema”. Finalmente es el Presidente de la República el que una vez al año firma un decreto de todos los programas que son parte del sistema, y esos hay que cumplirlos.

El financiamiento del programa hoy se realiza a través del presupuesto de la misma secretaría ejecutiva –alrededor de 400 millones– en conjunto a distintos ministerios, como Salud (Minsal) y Desarrollo Social, los que cuentan con glosas presupuestarias para que Elige Vivir Sano desarrolle sus actividades. Así “se puede llegar fácil a 5 mil millones”, calcula Kantor. A esto se suman los aportes de privados que financian giras y distintas campañas, que en algunos casos les permiten a estos optar a descuentos tributarios.

—¿Cuál es el problema número uno que se debe atacar?
—El cambio de hábitos, que tiene que ver con muchas cosas: los entornos, ingresos, si eres una persona activa o no, alimentación, publicidad, sociedad. Hay que mirarlo en forma global, entonces, ¿por dónde partir?, pienso que el punto de partida es sobre todo a nivel preescolar.

—En ese sentido, ¿la nueva ley de educación preescolar obligatoria ayuda al programa?
—Sí. A pesar de que a nadie le gusta que haya regulaciones, se necesitan algunas, porque acá hay un bien mayor que es la salud del país, y tiene que ver con nuestro desarrollo y las oportunidades que tengan las personas. Si el día de mañana vamos a tener que gastar toda la plata en mantener a personas de 70 años con diabetes, hipertensión o cáncer, no vamos a tener recursos para hacer carreteras, para mejorar los colegios y la calidad de vida.

Kantor dice que es urgente actuar a nivel preescolar.

El programa Elige Vivir Sano recomienda el consumo de frutas, verduras y legumbres entre otros alimentos. Algunas marcas que apoyan el programa tienen productos que llevan un sello en el que se lee “Apoya Elige Vivir Sano”, el cual debe ser autorizado por el programa y el ministerio de Salud. Pauline Kantor explica que los productos que no van asociados a Elige Vivir Sano son los altos en sal, azúcar o grasas, y que ninguno de ellos puede llevar el sello.

—El jugo en polvo Livean contiene tartrazina, amarillo crepúsculo y aspartamo que son sustancias que están prohibidas en algunos países desarrollados por ser dañinas para la salud. A pesar de eso, cuentan con el sello “Apoya Elige Vivir Sano”. ¿Quién decide qué entra y qué no entra en lo que es “vivir sano”?
—Las regulaciones del ministerio de Salud. Mientras ese producto se comercialice y esté aceptado por Instituto de Salud Pública y el ministerio de Salud, nosotros no podemos definir si el producto no es saludable. Si se puede vender y está autorizado para su consumo, nosotros no somos los que vamos a decir: “este producto no lo consuma”.

Kantor explica que esto debe ser regulado por la ley del etiquetado, “lo que no puede llevar el sello es lo que sea ‘Alto en…’”, explica. Además agrega que si bien “el decreto no se ha firmado aún, esto va a ir en concordancia con la ley y con que no sean altos en amarillo crepúsculo, aspartamo y tartrazina”.

Actualmente son solo tres los alimentos que cuentan con el sello: “Livean, pan Bimbo (Ideal) y tallarines Carozzi, además de las bolsas de supermercado Jumbo”. Para que el uso del logo sea autorizado, la directora explica que las empresas deben hacer una solicitud al programa por un producto en específico, la que es reenviada al ministerio de Salud para que sea evaluada por el jefe de nutrición. Sin embargo, “en la práctica no es tan así: es con esa estructura pero muchas veces nosotros teniendo la información del Minsal, damos el okey”, asegura.

Además, Kantor aclara que el sello no es una certificación. “Por eso dice muy claro ‘Apoya Elige Vivir Sano’, es decir, que la empresa está haciendo algo para modificar los hábitos de vida de los chilenos en distintos campos, es distinta una certificación y eso Elige Vivir Sano no lo va a hacer, no está en su rol”.

—¿No cree que el sello “Apoya Elige Vivir Sano” puede confundir a los consumidores? Ya que si bien no es una certificación, la palabra “apoya” aparece muy pequeña en comparación al logo del programa.
—Sí, podría ser. Pero yo creo que parte de lo que uno quiere de los ciudadanos es que se informen, que lean y ahí sale claramente “Apoya Elige Vivir Sano”, y creo que todas las empresas que han estado en el programa en esta primera etapa –porque espero que ojalá todas se sumen– está haciendo aportes importantes en promover iniciativas que van a ayudar a este cambio.

Kantor explica que no existe una lista de los productos que cuentan con el sello ya que estos “son muy pocos”, pero establece que la fiscalización la realizan principalmente las mismas empresas, “ellos están muchos más pendientes”, agrega.

“Yo no le puedo decir a una persona que no coma nunca chocolate porque eso es irreal, si uno come un pedazo de chocolate no hay problema, pero si se come tres barras al día, el problema es grave. La comida existe y no se va a ir, nosotros eso sí, tenemos que aprender a vivir con ella. Acá tu no vas a evitar que ciertos alimentos dejen de existir”, dice Kantor, quien enfatiza que el deber del gobierno es entregar la información y las herramientas para orientar a tomar buenas decisiones alimentarias.

Sobre la autora: Sofía del Sante es alumna de quinto año de Periodismo y esta entrevista es parte de su trabajo en el curso Taller de Edición en Prensa, dictado por el profesor Rodrigo Cea.