Por Juan Manuel Ojeda Güemes/Ilustración: Fabián Rivas

El miércoles 20 de mayo las federaciones de estudiantes de la Región Metropolitana se reunieron en la Universidad Santo Tomás. Estaban ahí para votar en la elección de los nuevos voceros del Zonal Metropolitano de la Confederación de Estudiantes de Chile (Confech).

Desde 2011 los presidentes de las federaciones de la Universidad de Chile (Fech) y de la Universidad Católica (Feuc) eran los voceros tradicionales de la Confech. Pero la llegada del gremialista Ricardo Sande a la presidencia de la Feuc y su rechazo a varias demandas históricas del movimiento estudiantil, por ejemplo la gratuidad universal en la educación superior, cambió el escenario.

El resultado de la votación fue inédito: la presidenta de la Federación de Estudiantes de la Universidad de Santiago (Feusach), Marta Matamala, desplazó a Sande y obtuvo un lugar en las dos vocerías del Zonal. Junto a Matamala, se ratificó la permanencia de la presidenta de la Fech, Valentina Saavedra. Por primera vez en cuatro años, la UC quedaba fuera de las vocerías de la Confech.

Matamala pertenece a la llamada izquierda “revolucionaria” o “ultra”. Un sector que empezó a gestarse en 2011 como una iniciativa de distintos representantes estudiantiles que se fueron conociendo en las asambleas de federaciones de diferentes universidades del país.

La llegada de la presidenta de la Feusach, Marta Matamala, a la vocería de la Confech fue clave para que la balanza se inclinara más hacia la izquierda.

La llegada de la presidenta de la Feusach, Marta Matamala, a la vocería de la Confech fue clave para que la balanza se inclinara más hacia la izquierda. Foto: Juan Manuel Ojeda.

“A nosotros nos movió el odio hacia las Juventudes Comunistas (JJCC)”, dice el presidente de la Federación de Estudiantes del Pedagógico (FEP), Daniel Aránguiz, que a mediados de 2012 decidió formar el colectivo La Quiltro Pedagógico. En la Universidad de Santiago (USACH) la motivación fue similar. “Nos reunimos con el objetivo de formar una oposición a la vocería de Camilo Ballesteros”, cuenta Matamala, quien ese mismo año creó el colectivo Somos USACH.

Las diferencias entre estos grupos de izquierda con las JJCC comenzaron en 2011 con el liderazgo que asumió la colectividad en la construcción del petitorio estudiantil, la conducción de la Confech, las prioridades que se establecieron y los niveles de radicalidad de las protestas.

Marta Matamala considera que el conflicto de posturas radicaba principalmente en que el contenido de las demandas levantadas por la Confech no estaba relacionado con las discusiones que surgían en las asambleas universitarias. “Por ejemplo, ellos empezaron a pedir un arancel diferenciado cuando muchos habíamos empezado hace rato a plantear el proyecto de gratuidad universal”, explica la presidenta de la Feusach.

La izquierda revolucionaria está representada en 11 de las 52 Federaciones de la Confech. Entre ellas: la Feusach, la FEP, las federaciones de las universidades de Concepción, Central, de la Frontera y la Serena.

Matamala recuerda que en 2011 pasaron varios días en toma y eso permitió que, de a poco, quienes tenían la misma visión respecto al movimiento estudiantil se fueran conociendo. También en las asambleas de carrera y en los plenos de la federación pudieron compartir opiniones y estrategias políticas, lo que condujo a la formalización del colectivo.

En el Pedagógico, La Quiltro se conformó a mediados de 2013 por estudiantes que se conocieron en los plenos de la federación. Hoy lideran la FEP, tienen alrededor de 35 militantes y se reúnen periódicamente para debatir sobre la contingencia y analizar estrategias políticas.

A esos dos movimientos se suman otros como Construyendo UTEM, Juventud Rebelde, Juventud Guevarista, Fuerza Universitaria Rebelde (FUR) y el Partido de los Trabajadores. “Si en un comienzo nos movió un rechazo hacia la conducción del espacio estudiantil, después nos unió una visión compartida sobre la nueva educación que queríamos comenzar a construir”, afirma la presidenta de la Feusach.

En la actualidad, la izquierda revolucionaria está representada en 11 de las 52 Federaciones de la Confech. Entre ellas: la Feusach, la FEP, las federaciones de las universidades de Concepción, Central, de la Frontera y la Serena.

La apuesta política

La agenda política del sector consiste, según cuentan algunos de sus líderes, en organizar a los pobladores, trabajadores y estudiantes, para dejar de concebir el movimiento estudiantil como una lucha gremial. Su idea se basa en que el cambio en la educación sea un aspecto más de un cambio completo del modelo político, económico y social. “Buscamos la recomposición ideológica de la clase trabajadora y la unidad con otros sectores organizados”, dice el presidente de la Federación de Estudiantes de la Universidad de la Frontera, Ricardo Lüer, quien es estudiante de tercer año de Medicina y milita en la FUR.

La izquierda revolucionaria busca cambios en la sociedad que trasciendan el cambio educacional, incorporando a otros movimientos sociales.

Algunos de estos representantes estudiantiles se declaran anti neoliberales y anti capitalistas. Otros, marxistas o leninistas. Quieren gratuidad a través de la renacionalización de los recursos naturales, están organizados con sindicatos de trabajadores portuarios, mineros y con los choferes del Transantiago. Quieren que la educación deje de ser una demanda exclusiva de los estudiantes y que sea la comunidad en su conjunto la que empuje el cambio.

Buscan terminar con el subcontrato y democratizar todos los espacios de decisión de sus universidades. Frente a los anuncios de la Presidenta Michelle Bachelet, son claros en rechazar completamente la reforma laboral, la Ley de Inclusión Escolar y el proyecto de ley de una nueva carrera docente. “Quedó demostrado que la reforma educacional del Gobierno apunta hacia un lado incorrecto. Uno puede ver grandes titulares, pero en el fondo es más de lo mismo”, dice Lüer.

Críticos con la Confech

Desde 2013 que la Confech ha sido liderada por una alianza de movimientos políticos universitarios llamados el Bloque de Conducción. Se trata de la unión entre la Izquierda Autónoma, que tuvo referentes como Gabriel Boric en 2012, el Frente de Estudiantes Libertarios (FEL), que lideró la FECH en 2013 con la anarquista Melissa Sepúlveda, y la Unión Nacional Estudiantil. Este bloque también se considera de izquierda y suman cuatro federaciones más que el sector de izquierda revolucionaria.

Para Matamala, Aránguiz y Lüer hay diferencias importantes con este liderazgo. El descontento principal del sector revolucionario apunta a la poca capacidad propositiva que ellos consideran que ha tenido la Confech, a los marcados intereses electorales del Bloque de Conducción y que no han sido suficientemente tajantes en su rechazo a participar en las reformas del gobierno.

Esta izquierda no está abierta al diálogo con el Ministerio de Educación y cree en la fuerza de las manifestaciones sociales.

Esta izquierda no está abierta al diálogo con el Ministerio de Educación y cree en la fuerza de las manifestaciones sociales. Foto: Juan Manuel Ojeda.

“El gran retroceso de la Confech ha sido tratar de incidir en las reformas y sentarse a participar con el Mineduc. Además, a nosotros no nos interesa levantar candidaturas políticas porque no queremos participar en organismos que están viciados como el parlamento”, dice el presidente de la FEP, Daniel Aránguiz.

En 2014 el FEL lideró la FECH con Sepúlveda en la presidencia y este año es Valentina Saavedra, militante de la Izquierda Autónoma, la encargada de liderar una de las federaciones más importantes a nivel estudiantil. Como miembro del Bloque de Conducción, la encargada de política nacional del FEL, Gael Yeomans, responde a las críticas, explicando que el interés por los trabajadores y los pobladores no es algo que sólo caracterice a la izquierda revolucionaria, sino que para el movimiento que ella representa ha sido un objetivo primordial desde que comenzaron a ocupar espacios al interior de la Confech.

“Nuestra prioridad son las definiciones desde lo educativo. La temática de los trabajadores se fortalece en la medida que uno es parte de ese sector y no como un grupo de iluminados que viene a organizarlos”, afirma Valentina Saavedra.

“En el último tiempo nosotros, sí hemos proyectado que nuestra lucha no incluye solo a los estudiantes. Por eso hemos tenido un rol importante en la articulación con otros actores sociales para que las movilizaciones estudiantiles sean multisectoriales”, dice Yeomans.

En la Izquierda Autónoma no comparten esa visión. Para ellos la Confech es una organización de estudiantes y no un sindicato y por eso la agenda educacional es central en su acción política. “Nuestra prioridad son las definiciones desde lo educativo. La temática de los trabajadores se fortalece en la medida que uno es parte de ese sector y no como un grupo de iluminados que viene a organizarlos”, afirma Valentina Saavedra.

Otro punto que marca una diferencia entre ambas izquierdas es el grado de incidencia que quieren tener en la reforma educacional impulsada por el Gobierno. Mientras la izquierda revolucionaria rechaza por completo la reforma educacional, el Bloque de Conducción no se cierra a participar en ella. “Sobre esto hay diversas posturas en los estudiantes y por eso se tiene que buscar un consenso. Pero también hay que ser realistas ya que la reforma sigue avanzando con o sin nosotros, entonces tenemos que buscar la forma de provocar que esta reforma de un giro favorable a nuestras demandas y no tomar posturas que entrampen el debate”, afirma la presidenta de la Fech.

Luego de que la izquierda revolucionaria lograra llegar a la vocería metropolitana de la Confech, Marta Matamala cree que ahora el desafío es agrupar a todas estas colectividades en una misma plataforma. “Uno de los problemas que hemos tenido es que para evitar confrontaciones entre nosotros, nos hemos separado en pequeños grupos que ya deberían unirse”, afirma Matamala.

Para la líder del colectivo Somos USACH este objetivo debería cumplirse el próximo año porque, según dice, los otros sectores políticos estudiantiles como el Bloque de Conducción o las juventudes de la Nueva Mayoría ya les llevan ventaja en esto. “Nosotros estamos recién visualizando la necesidad de armarnos como un único referente político. Es algo que va a pasar de aquí al próximo año, ya que para ser una alternativa hay que trabajar en la unidad”, dice la presidenta de la Feusach.

Sobre el autor: Juan Manuel Ojeda Güemes es alumno de cuarto año de periodismo y escribió este artículo como parte de su trabajo en el Taller de Prensa impartido por la Profesora Gloría Faúndez . El artículo fue editado por Gabriela Campillo como parte de su trabajo en el Taller de Edición en Prensa escrita impartido por el Profesor Enrique Núñez Mussa.