María Carolina Jamarne / Foto Sebastián Kaulen

Los autos y las motos que escoltan a Sebastián Piñera comienzan a moverse. El Presidente va rumbo a la Escuela Cadete Arturo Prat Chacón, en la comuna de Santiago, para promulgar la reforma tributaria. “¡Dele-dele Luchito!”, le dice María Irene Chadwick a su chofer para que acelere y no pierda de vista al primer mandatario. Ella va en el cuarto vehículo de la “cápsula de seguridad” –nombre que recibe el grupo de autos en que se desplaza diariamente el Presidente–, y viaja con los ojos clavados en su BlackBerry: el octavo teléfono que le han asignado desde que comenzó a trabajar a La Moneda como directora de programación en marzo de 2010. De tanto usarlos, dice Chadwick, “se me funden”.

En menos de cinco minutos la comitiva llega al colegio ubicado en la calle San Ignacio, a sólo diez cuadras de La Moneda. Chadwick –calzas negras, botas del mismo color a la rodilla, chaleco gris y pañuelo animal print atado al cuello– baja rápido y, a pedido de Sebastián Piñera, corre a preguntar el nombre del director de la escuela. Consigue el nombre y apellido en un par de segundos y, entonces, el Presidente se baja. Chadwick lo sigue de cerca, camina a menos de un metro de distancia de su jefe. Cuatro profesoras lo saludan y piden tomarse una foto con él. Entonces, ella toma la cámara, encuadra, dispara y le dice a Piñera que debe apurarse para que comience el acto.

El Presidente se sienta junto al ministro de Hacienda, Felipe Larraín, y a Harald Beyer, de Educación. Todos aplauden el pie de cueca que dos alumnos bailan frente al Presidente, mientras María Irene Chadwick habla por su celular detrás de las graderías, siempre atenta a los movimientos del primer mandatario. Después de que se firma la promulgación de la reforma tributaria, Piñera se va rápido y una decena de periodistas se queda esperando en vano una declaración en la puerta de la escuela.
“Le querían preguntar sobre la licitación del litio, lo saqué volando”, le comenta Chadwick a la jefa de prensa del Presidente cuando ya van en el auto de regreso a La Moneda.

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“Mirene” –como le dicen en La Moneda– es sobrina del Presidente y parte del clan político Chadwick Piñera. Asegura que no le afectan las críticas que dicen que Sebastián Piñera ha nombrado a varios familiares en cargos de Gobierno por pituto. “Tampoco hay nadie por los sueldos, yo estoy aquí por servicio público”, asegura.

Aunque Chadwick no tenía intenciones de participar en política, recuerda, siempre estuvo ligada a ella. En el colegio Villa María Academy fue presidenta de curso y en la Universidad Finis Terrae intentó formar parte del centro de alumnos de periodismo, pero perdió contra el animador de televisión Rafael Araneda. A los 28 años –hoy tiene 41–, Chadwick fue concejal por la UDI en Macul. Después, trabajó junto a Joaquín Lavín y en 2009 colaboró en la campaña presidencial de Piñera.

Chadwick es la encargada de llevar la agenda del Presidente.

Su tarea como directora de programación, cuenta, consiste en gestionar la agenda del primer mandatario, organizando sus actividades oficiales, a las que casi siempre acompaña. “Es un cargo muy cercano a él”, cuenta Chadwick, “en el que tienes que estar disponible las veinticuatro horas del día, los siete de días de la semana. Lo que él quiere, lo quiere para ayer”.

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Una muñequita hawaiana que mueve las caderas, un imán de Cartagena de Indias y un objeto con una dedicatoria en letras chinas decoran el escritorio de Chadwick. Son parte de los recuerdos de las giras internacionales a las que ha asistido acompañando al Presidente. “Viajar es una de las cosas que más disfruto de mi trabajo”, dice.
En las giras ha conocido a mandatarios de todo el mundo, como a Barack Obama, con quien aparece en una foto colgada en una de las murallas de su oficina. En otro muro hay una pizarra en la que ella va registrando las tareas que debe realizar después de sus reuniones de los lunes y los jueves con el Presidente.
Ya en La Moneda, de regreso del acto en la Escuela Cadete Arturo Prat, María Irene Chadwick se baja del auto y camina rápido hacia la escalera que llega directo a su despacho. Antes, Sebastián Piñera la llama y le pide que se acerque.
Sebastián Piñera le da indicaciones apuntándola con el dedo índice. Chadwick toma notas atentamente. Luego, el Presidente se va, y María Irene Chadwick desaparece detrás de la puerta de su oficina.

Sobre la autora: María Carolina Jamarne es alumna de cuarto año de Periodismo y este artículo es parte de su trabajo en el curso Taller de Prensa Escrita, dictado por el profesor Sebastián Alaniz.