Por Valentina de Marval/Foto de portada: Valentina de Marval

El ballet Mayerling se presentó en 2013 en el Teatro Municipal de Santiago. En los pasillos se comentaba la maldición que arrastraba la obra.  Su creador, Kenneth McMillan, murió de un infarto el 92 mientras miraba su coreografía entre las bambalinas del Royal Opera House.

Luego de que se presentara por primera vez en Chile, en noviembre de 2013, un incendio arrasó con los pisos superiores de San Antonio #149. Catorce compañías de bomberos no pudieron evitar que 300 trajes de la obra se quemaran junto a las salas de ensayo del Ballet de Santiago que aún siguen en reconstrucción. “Se decía que como la historia del príncipe Mayerling nunca se aclaró, el ballet, que también tiene un final difuso, trae una maldición”, cuenta una ex bailarina con trayectoria de 35 años que participó en la coreografía de McMillan.

“Cuando Chile vivió la transición, el Teatro Municipal no cambió casi nada”, dice Jaime Salinas, cantante y sindicalista del coro desde 1982.

El archiduque y heredero del Imperio Austrohúngaro, Rodolfo  de Habsburgo, fue el protagonista fatal del llamado Crimen de Mayerling. El 30 de enero de 1889 el príncipe y su amante, María Vetsera, fueron encontrados muertos por un tiro en la sien cada uno, aparentemente bajo un pacto de suicidio.

Nunca se aclaró por qué se habrían suicidado, y las sospechas sobre un complot del gobierno austriaco persistieron en sus cercanos desde ese día. En la obra de Kenneth McMillan el público se retira de la sala sin saber con certeza si Rudolf y María se suicidaron o les dispararon agentes contrarios al Imperio.

El teatro se incendió luego de la presentación del ballet de Mayerling. Se dice que la obra trae una maldición. Foto: Gentileza Patricio Melo

El teatro se incendió en 2013 luego de la presentación del ballet de Mayerling. Se dice que la obra trae una maldición. Foto: Gentileza de Patricio Melo.

Pocos días antes del incendio, el equipo ejecutivo había despedido a la jefa de vestuario, Inme Möller, y luego al jefe del área técnica, Enrique Bordollini. En marzo de 2014 murió Iván Nagy, aclamado bailarín húngaro y ex director del Ballet de Santiago, contratado por Andrés Rodríguez, director general del equipo ejecutivo del Municipal desde 1985 a la fecha.

La administración del Teatro depende de la Municipalidad de Santiago, que a su vez determina la conformación del directorio. Luego de que Jaime Ravinet dejara la comuna de la que fue alcalde entre 1990 y 2000, durante 12 años Santiago estuvo bajo administraciones de la Alianza, por lo que el triunfo de Carolina Tohá (PPD) en 2012 planteó interrogantes sobre los cambios que podría vivir el edificio que al año siguiente se incendió.

El triunfo de Carolina Tohá en las elecciones municipales de 2012 trajo cambios en el directorio y en la programación del Teatro Municipal.

“Cuando Chile vivió la transición, el Teatro Municipal no cambió casi nada”, dice Jaime Salinas, cantante y sindicalista del coro desde 1982. Él es de los que cree que esta es una institución cultural ligada a la derecha política y económica. “Ellos tienen una visión cultural más a modo de entretención. No contemplan la difusión de compositores actuales y nuevos”, dice, agregando que la alcaldía de Tohá ha tomado un rumbo que lleva al Teatro Municipal de Santiago hacia su propia y tardía transición.

Dicha transición se evidenciaría en el incremento de repertorios que no son clásicos -como la presentación de Anita Tijoux- además de aspectos laborales como la modificación de algunos estatutos internos del Teatro Municipal y el cambio de directorio. Para Salinas esta transformación se explica desde el cambio de aire político en la Municipalidad.

Además de modificar estatutos, Tohá cambió todo el directorio de la Corporación Cultural de la Municipalidad y el 6 de junio de 2014 anunció que el director general del Municipal, Andrés Rodríguez, dejaría el cargo en el plazo de un año y medio. “Fue una destitución completamente pacífica, aunque más allá de que llevaba 35 años en el cargo, las razones de fondo no las sabemos”, dice María Cecilia Domínguez, presidenta del Círculo de Amigos del Teatro y consejera del directorio.

Bajo la dirección de Rodríguez el teatro recibió a artistas como Luciano Pavarotti

Bajo la dirección de Rodríguez el teatro recibió a artistas como Luciano Pavarotti. Foto: Gentileza del Teatro Municipal.

El director, cuya partida oficial será a mediados de 2016, trabaja desde 1980 en la gestión cultural del escenario clásico chileno y ha generado lazos con teatros internacionales de renombre –como el Colón, Stuttgart Ballet, American Ballet Theatre- posicionando al Teatro Municipal de Santiago como el más prestigioso a nivel latinoamericano.

Bajo la dirección del abogado de la Universidad Católica, el edificio de calle Agustinas recibió a artistas como el cantante italiano Luciano Pavarotti, al director de orquesta israelí Zubin Mehta y al bailarín húngaro Iván Nagy para dirigir el Ballet de Santiago.

“La vocación del Teatro Municipal de Santiago es para la ópera, ballet y orquesta, tanto por características arquitectónicas y por repertorio”, dice Miryam Singer, productora y regisseur de óperas, actualmente docente del Instituto de Música y directora de Arte y Cultura de la Universidad Católica.

El 19 de agosto de 2015, el directorio de la Corporación Cultural, presidido por Carolina Tohá, confirmó al sucesor de Rodríguez: el francés Fréderic Chambert, actualmente director del Teatro del Capitolio de Tolousse, Francia.

Ese día Chambert, ex consejero de Cultura de Jacques Chirac, explicitó su misión en la conferencia de prensa: “lo que hay que hacer es abrir el teatro a otras compañías”; y agregó que la primera mitad de 2016 hará con Rodríguez una gestión que llamó: “de transición”.

La municipalidad está en sintonía con Chambert. Según su documento de Política Cultural 2015, la corporación se plantea mantener un repertorio de calidad que a la vez se abra a la ciudadanía: “potenciar una programación artística de excelencia en ópera, música, ballet y que integre la creación nacional”. Según Domínguez, esto implica atraer a una audiencia más joven, mantener la posibilidad de inserción de artistas populares, pero sin abandonar la línea clásica del Teatro.

Chambert

Chambert es el sucesor de Rodríguez y buscará abrir el teatro a nuevas audiencias. Foto: Gentileza Patricio Melo.

Según Luz Lorca, subdirectora del Ballet de Santiago , Chambert indicó que en función de eso quiere potenciar y masificar más al ballet. Desde su perspectiva, es lo que atrae audiencias más heterogéneas.

Repertorio clásico y repertorio popular: razones económicas

El Teatro ya ha experimentado con repertorios que no son clásicos ni líricos, por lo que la salida de Rodríguez, dicen desde San Antonio #149, no marcará un hito en la programación cultural. Los cambios corresponden a la gestión ejecutiva de la municipalidad, que le ha arrendado la sala a otro tipo de artistas. Por ejemplo, en mayo de 2014 el cantante Ricardo Arjona dio un concierto; el ex Prisionero Jorge González también presentó sus canciones en el Municipal; y el cantante tropical Américo hizo un show junto a su orquesta. En agosto de 2015, la rapera Anita Tijoux cantó junto al coro del Teatro.

Esta apertura tiene una razón económica detrás. Salinas indica que Américo y Tijoux cumplieron con un “rol social”, que era generar fondos para los sindicatos de los cuerpos estables del recinto. A los demás –como Jorge González, Myriam Hernández o Arjona-, indica Domínguez, se les ha arrendado la sala principal, porque genera ingresos. Luz Lorca  lleva más de 40 años trabajando en el Teatro y aclara que estas políticas financieras se volvieron más necesarias después del incendio de 2013.

Ana Tijoux junto al coro del Teatro. Foto: Gentileza Patricio Melo.

Ana Tijoux junto al coro del Teatro. Foto: Gentileza de Patricio Melo.

El bailarín y miembro del sindicato del Ballet, Miroslav Péjic, está de acuerdo con que se abra el teatro a más audiencias, pero sin introducir artistas que no van con un repertorio clásico. “Hay teatros y teatros”, comenta y agrega que Fréderic, en conversaciones privadas con los sindicatos, está en la misma línea. Es decir, concuerda con democratizar pero no popularizar como se ha intentado hacer últimamente. “No hay que confundir que un espacio se abra con el hecho de que se necesita cierto nivel de excelencia”, coincide Myriam Singer.

Distinto opina Jaime Salinas, quien ve con buenos ojos que se fomente el ingreso de artistas populares para acercar el Teatro Municipal a audiencias a las que actualmente no llega.

Según María Cecilia Domínguez, Fréderic Chambert ha manifestado que el Teatro Municipal de Santiago seguirá siendo un recinto lírico y con una programación de excelencia. “Este es el mejor teatro de Latinoamérica, no es la idea que deje de serlo”, dice.

Pese a las expectativas con el cambio de directorio, desde la Municipalidad aseguran que en el corto plazo no habrá cambios en la cartelera. Las programaciones se planifican dos o tres años antes, por lo que la mano de Andrés Rodríguez se sentiría hasta 2018.

El desafío que ponen los trabajadores sobre los hombros de Fréderic Chambert gira en torno a si el Teatro Municipal continuará con el prestigio internacional que se ha ganado bajo el mandato de Andrés Rodríguez, logrando a su vez abrirse a nuevas audiencias que no han cruzado las puertas de calle San Antonio, donde se presentará Mayerling por segunda vez en abril de 2016.

Sobre la autora: Valentina de Marval es alumna de cuarto año de Periodismo y este reportaje es parte de su trabajo en el curso Taller de Prensa impartido por el profesor Andrés Almeida. El artículo fue editado por Valentina Ortiz como parte de su trabajo en el curso Taller de Edición en Prensa impartido por el profesor Enrique Núñez Mussa.