Por Macarena García Charad, desde Asunción, Paraguay/Ilustración: Fabián Rivas

Dos policías vigilan la casa de Nicolás Leoz en el barrio Villa Morra. A diferencia de la mayoría de las casas de este sector, la residencia no cuenta con cámaras de seguridad ni altas rejas. Es domingo a la hora de almuerzo y los guardias de turno escapan de los 25 grados que hay en la capital paraguaya a la sombra de un árbol. Un par de autos pasan por la calle Andrade. Sus ocupantes se quedan mirando a los policías y luego al domicilio donde está recluido quien dirigió la Confederación Sudamericana de Fútbol (Conmebol) por casi 27 años.

Nueve autoridades de la FIFA y cinco empresarios fueron acusados de soborno, corrupción y lavado de dinero

El 27 de mayo de 2015 el FBI arrestó en Zúrich a siete dirigentes del fútbol mundial, entre los cuales se encontraban cuatro miembros activos de la Federación Internacional de Fútbol Asociado (FIFA): Eugenio Figueredo (Vicepresidente de la Conmebol), Jeffrey Webb (Vicepresidente de la FIFA y Presidente de la Concacaf), Eduardo Li (Presidente de la Federación de Costa Rica) y Rafael Esquivel (Vicepresidente Conmebol y Presidente de la Federación de Venezuela). Los dirigentes forman parte de una lista de nueve autoridades de la FIFA y cinco empresarios acusados de soborno, corrupción y lavado de dinero. Nicolás Leoz era uno de los acusados que no estaba en Suiza al momento del arresto.

La investigación del FBI se inició en 2012 y ha rastreado actividades ilegales que vienen desde la década de los noventa. Según el informe que emitió la Corte Federal de Nueva York se los acusó de realizar un: “plan de 24 años para enriquecerse a través de la corrupción del fútbol internacional”. Con la comercialización de derechos de eventos internacionales como la Copa del Mundo, la Copa América, la Copa Libertadores y la Copa Brasil, se estima que los imputados habrían recibido, en total, más de $150 millones de dólares (aproximadamente $105 mil millones de pesos) en sobornos.

Nicolás Leoz está con arresto domiciliario desde el 1 de junio.

Nicolás Leoz está con arresto domiciliario desde el 1 de junio. Esta es una vista exterior de su casa en Asunción./Foto: Macarena García.

El mismo día en que sus colegas de la FIFA fueron arrestados en la capital suiza, Nicolás Leoz ingresó con un cuadro de hipertensión a la Clínica Migone en Asunción, establecimiento que pertenece a su grupo empresarial. Fue ahí donde recibió la noticia de que el Departamento de Justicia de Nueva York había enviado una solicitud de extradición al Ministerio de Relaciones Exteriores de Paraguay pidiendo su traslado para ser juzgado en EE.UU. También se ordenó prisión preventiva por el tiempo que durase el proceso.

Los 87 años de edad de Leoz jugaron a su favor. El Código Procesal Penal paraguayo no permite el encarcelamiento de personas mayores de 70 años, individuos con enfermedades graves o mujeres embarazadas. Debido a esto, Leoz quedó bajo arresto domiciliario como medida cautelar, donde permanecerá hasta que el Juzgado de Garantía resuelva cómo enfrentar la orden de extradición. Esta situación podría demorar, ya que hay discrepancias entre el Juzgado y la defensa sobre el marco legal de esta solicitud. Una de las principales discrepancias es que según la Constitución de Paraguay, cualquier procedimiento que pueda tener una sanción debe estar previamente arraigado en la ley. Paraguay no tiene una ley de cooperación internacional que regule todo el proceso, pero sí cuenta con normas dispersas que se han usado para este tipo de procedimientos desde la reforma al Código Penal en 1998. Los procesos de extradición hasta la fecha se han realizado sobre la base de la tradición y la usanza de estas normas.

Se estima que los imputados habrían recibido, en total, más de $150 millones de dólares en sobornos.

La ausencia de una ley única para la extradición pasiva fue el argumento que el abogado defensor de Leoz, Ricardo Preda, utilizó para interponer un recurso de reposición el pasado 24 de agosto. A través de esta apelación, la defensa esperaba que se archivara el pedido de extradición.

Según la explicación de Preda a Km Cero, la discusión no se centra en la culpabilidad de Leoz, ya que el debate se encuentra en una fase previa. “Nosotros no estamos diciendo que hay que rechazar la extradición, porque eso sería apelar al fondo. Lo que nosotros decimos es que ni siquiera podés estudiar para decidir si corresponde o no la extradición porque no tenés las reglas del juego para hacerlo”, argumenta el abogado defensor.

El juez a cargo del caso, Humberto Otazú, rechazó la solicitud de la defensa tres días después de interponer este recurso, alegando que figuras legales vigentes, como el tratado de extradición entre Paraguay y EE.UU., han permitido la extradición de 14 personas -principalmente por narcotráfico-. Esto también podría aplicarse a Leoz, lo que permitiría la extradición del ex titular de la Conmebol. Disconformes con esta situación, el 27 de agosto los abogados de Leoz elevaron la solicitud a la Cámara de Apelaciones, esperando que se rechace la decisión del juez. De no ser así, la defensa tiene la intención de llegar, incluso, hasta la Corte Suprema.

Marca personal

El jueves 10 de septiembre Leoz pasó su cumpleaños número 87 sin poder salir de su domicilio en el que está recluido desde el 1 de junio. Sólo puede confiar en sus abogados y esperar a que se tramite su orden de extradición. Se ha ausentado de su casa exclusivamente para consultas médicas, luego de que sus defensores solicitaran al juez Otazú un permiso para estas visitas. El juez accedió a darle tres horas y media, tres veces a la semana para asistir a fisioterapia de rehabilitación y dos horas los días jueves para un chequeo en la Clínica Migone. Cada vez que sale debe ser escoltado por un auto de policía, y son ellos quienes deben entregarle al juez un informe completo sobre los detalles de sus movimientos.

Caseta que mandó a construir Leoz para los guardias.

Caseta que mandó a construir Leoz para los policías que lo vigilan./Foto: Macarena García.

Además de estas atenciones, hace tres años que Leoz cuenta con servicio de enfermería permanente, debido a sus problemas de hipertensión y complicaciones renales. Ha tenido cuatro intervenciones quirúrgicas al corazón y también tiene diabetes. “El Dr. Leoz está siempre en un estado de salud relativo, ya que tiene varias enfermedades de base, intervenciones coronarias, problemas renales, lo cual lo hace tener varias contraindicaciones en su día a día”, cuenta su abogado.

Antonio Ayala es uno de los policías de la ciudad de Asunción que vigilan la residencia de Leoz. Le asignaron la tarea desde que el imputado fue privado de libertad. Ayala y su compañero, quienes trabajan en pareja y con un sistema de turnos, observan la residencia de Leoz desde la esquina opuesta. Sobre la vereda se construyó una especie de caseta que cuenta con sillas plásticas, casilleros para guardar sus pertenencias y red eléctrica, además de un pequeño techo que los protege de las sorpresivas lluvias asuncenas. “Esto lo mandó a hacer el Sr. Leoz para nosotros, esta propiedad también es de él”, dice Ayala.

“El Dr. Leoz está siempre en un estado de salud relativo (…) lo cual lo hace tener varias contraindicaciones en su día a día”, cuenta su abogado.

La construcción permanente de la caseta es un indicio de lo largo que podría llegar a ser el proceso. Aunque se ordene la extradición de Leoz a EE.UU., su traslado podría retrasarse aún más. Lo que se está cuestionando ahora es la viabilidad del pedido, el cual debiera ser concedido si se reúnen todos los requisitos. Otra cosa es el traslado efectivo, el cual puede ser aplazado debido a procesos penales del acusado en el país o por motivos de salud.

El trámite de la orden de extradición, la posterior investigación del caso y su estado de salud son factores de incertidumbre con los que tendrá que lidiar Leoz al no saber dónde, ni en qué condiciones, pasará su próximo cumpleaños.

Sobre el autor: Macarena García Charad es alumna de cuarto año de periodismo y este reportaje es parte de su trabajo en el curso Taller de Prensa impartido por la profesora Gloria Faúndez. El artículo fue editado por Javiera Back en el Taller de Edición en Prensa impartido por el profesor Enrique Núñez Mussa.