Andrés Lalanne T.

El primero de junio pasado Universidad Católica presentó a Martín Lasarte como entrenador del club para las próximas dos temporadas. Luego de un año para el olvido –en el cual los hinchas cruzados vieron a su clásico rival, la U, ganándolo todo– el comienzo de un nuevo ciclo ilusionaba, sobre todo por el currículum con que llegaba el DT uruguayo: bicampeón con Nacional en su país, campeón de la segunda división española con la Real Sociedad y una temporada en la categoría de honor –la llamada “Liga de las Estrellas”– con el mismo equipo. Sin embargo, menos de cinco meses después de su presentación, ya son varias las ocasiones en que Lasarte ha salido entre silbidos e insultos de San Carlos de Apoquindo, con gran parte del estadio pidiendo que abandone su puesto.

Con la obligación de ganar en la última fecha para clasificar a la serie de playoff del Campeonato de Clausura, hace un par de semanas la UC sólo logró empatar. Así, quedó fuera de la competencia local más importante del segundo semestre, mientras que en la Copa Chile está en la ronda de cuartos de final pese a resultados humillantes, como el 1 a 6 frente a Unión Española de mediados de octubre pasado.

Con ese panorama, lo único que mantiene en la banca hoy a Lasarte es la Copa Sudamericana. Con lo justo y más de un sobresalto, el equipo de San Carlos de Apoquindo ha logrado alcanzar las semifinales, cuestión que no lograba desde 2005. Claro que hoy, después de empatar 1 a 1 en Santiago la semana pasada, tendrán que jugar más que bien en el estadio Morumbi para derrotar a Sao Paulo, uno de los gigantes sudamericanos, y así seguir en competencia durante 2012.

—¿Cree que el partido de hoy es una instancia decisiva para su permanencia en la UC?
—¿Sabes qué pasa? Eso lo ponen como si uno estuviera en un cuartito escondido diciendo “acá estoy, me van a echar”. Esto es un contrato de trabajo, hay un contratante y hay un contratado. Yo no quiero faltar el respeto a nadie y tampoco quiero estar donde no me quieren. También hay un tema de feeling; si vos no estás a gusto o la gente no está a gusto contigo, ¿cuál es el sentido de prolongar algo que no tiene sentido prolongar?

BALANCE 2012

—Teniendo en cuenta que están en semifinales de un torneo internacional y al mismo tiempo fuera de la parte final del campeonato local, ¿cómo está el ánimo en el camarín?
—Es muy difícil que lo dulce de clasificar a la semifinal no sea empañado por lo malo que ha sido no clasificar a los playoffs. Nuestro objetivo o pensamiento iba no necesariamente en ir primeros o segundos en el campeonato local, nos bastaba con clasificar entre los ocho. Lamentablemente, hubo resultados malos, malos partidos, y eso nos golpeó duro. Lo dulce no termina de solucionar o aliviar el dolor provocado. Lo que pasa es que en el fútbol como en la vida las cosas buenas y malas las va limando el tiempo. Nosotros tenemos lo bueno por delante y lo malo ya no lo podemos arreglar.

—¿Cómo explica esta diferencia de desempeño entre ambos campeonatos? ¿Usted priorizó la competencia internacional?
—En un minuto sí, porque hubo algún fin de semana en el cual teníamos partidos entre semana y a la semana siguiente también. Para algunos futbolistas jugar tres partidos importantes en siete días es un desafío. Llevamos dos meses y no hemos tenido un solo día libre, ni uno solo. Hemos jugado todos los domingo y miércoles. Somos el equipo que más jugó, más que la U y nadie valora eso. Ahora estamos fuera de playoff, y ojalá estuviéramos adentro, pero no sé cómo lo hubiéramos hecho para competir en todo.

De 17, la UC sólo ganó seis partidos del torneo local.

—¿Tomó alguna decisión de la que hoy se arrepienta?
—Alguna vez algún colega me dijo que debía priorizar lo local. Lo que pasa es que es difícil no seducirte con que un equipo que no ha sido campeón internacionalmente por lo menos intente hacerlo. Me parecía muy mezquino no pelear por esa posibilidad a riesgo de todo lo que ha pasado.

PROBLEMA DE IDIOSINCRASIA

—¿Existe un problema de actitud de parte de los jugadores?
—No, yo nunca he dicho eso. Mi único comentario relacionado a eso fue que en el primer partido de Copa Chile contra Magallanes, que perdimos 1 por 0 en el Estadio Nacional, dije que era una vergüenza que un equipo de primera división como Católica perdiera así, porque no habíamos tenido actitud, habíamos estado en otra cosa. Si hubiésemos estado focalizados, concentrados y atentos, hubiéramos ganado, con todo respeto, sin dificultad a Magallanes. Eso se utilizó después e incluso se habló de mi “trato europeo con los jugadores”. Y yo soy sudamericano, tengo un trato directo con los jugadores, del día a día.

—En ese trato directo, ¿hay partes de su mensaje que les ha costado entender a sus jugadores?
—Está claro que si el equipo no responde a lo que uno intenta es porque uno no sabe trasladar el mensaje para que sea entendido. El fútbol está globalizado, se ve todos los días, todo el mundo sabe de fútbol, todos hablan de fútbol. Quizás me ha costado entender la idiosincrasia del futbolista chileno, y eso es una realidad.

—Comparando con la experiencia que ha tenido en otros países, ¿nota diferencias con el jugador chileno?
—No es lo que yo note, es lo que me dicen. Dicen que la cultura deportiva chilena, en relación a Argentina por ejemplo, es menos apasionada, que acá son menos futbolizados. Yo no creo que sea tan así.

—¿Qué rol le asigna usted a los jugadores en los resultados?
—La responsabilidad es de los futbolistas y los entrenadores, no hay más. Nosotros no dejamos de clasificar por haber empatado un partido, dejamos de clasificar por un montón de partidos en el recorrido en que no sumamos los puntos que teníamos que sumar, y en eso tiene una inmensa responsabilidad el entrenador. También la tienen los jugadores, lógicamente, pero no hay nadie que pueda decir que el 100 por ciento es de alguien. Yo reconozco y acepto mi responsabilidad, que es grande y resalta porque soy el conductor. Pero cuánto es mi porcentaje de responsabilidad lo dejo para la gente que analiza, critica, mira y opina.

Sobre el autor: Andrés Lalanne es alumno de cuarto año de Periodismo y este artículo es parte de su trabajo en el curso Taller de Entrevista en Medios, dictado por el profesor Eduardo Sepúlveda.