Millaray Lezaeta / Ilustración Mathias Sielfeld

Jorge Mujica estudia Historia en la Universidad Católica hace cuatro años. O estudiaba, aún no lo sabe. Su carrera cuesta $2.765.000 al año, pero por su buen puntaje en la PSU y su ingreso familiar obtuvo la Beca Bicentenario –que contempla la rebaja en un 76% del arancel– y una beca complementaria de la universidad. Estas subvenciones le permitieron estudiar gratis y recibir, mensualmente, una tarjeta con 32.000 pesos para alimentación y 15.500 pesos en su cuenta bancaria para otros gastos. Pero el panorama cambió hace poco más de un mes cuando se enteró que debía volver a acreditar su situación socioeconómica: no se habían renovado los beneficios y, sin que él supiera, ya no pertenecía al mismo quintil socioeconómico que antes.

Al igual que los otros 1.975 estudiantes, Mujica no sabe cuándo sabrá si podrá seguir estudiando. “Si no me meto a ese link de becas y créditos que puso una amiga en Facebook, nunca me habría enterado de esto”, dice el alumno. En su portal web de la UC aparece con los mismos beneficios de siempre, pero sabe que perdió todas sus becas. Él sabe que le otorgarán un crédito que cubrirá solo una parte de su arancel, mientras en su casa la situación económica no ha cambiado: Su papá es el único que trabaja y, aunque ahora gana un poco más que hace cuatro años, no le alcanza para pagar la mensualidad de 276.500 pesos.

La requintilización –o “renovación de cursos superiores”, en términos oficiales– es el proceso por el cual el Ministerio de Educación (Mineduc) comprueba si hubo cambios en los ingresos económicos de los alumnos, con el objetivo de eliminar o modificar los beneficios de quienes hayan mejorado su situación. Los alumnos son divididos en cinco grupos o quintiles: Cada quintil corresponde a un 20% de la población ordenada de menor a mayor según su ingreso familiar.

La Confech anunció una radicalización de sus movilizaciones.

El Mineduc planteó la requintilización entre fines de 2012 y marzo de 2013, pero los resultados recién se publicaron el 3 de mayo, cuando los estudiantes ya se encontraban en la mitad de su semestre. La ministra de Educación, Carolina Schmidt, justificó la medida diciendo que esta busca fiscalizar que los recursos de todos los chilenos se entreguen a quienes realmente lo necesitan. El informe de las Direcciones de Asuntos Económicos (DAE) del Consejo de Rectores de las Universidades Chilenas (Cruch) mostró que el proceso afectaría a más de 10 mil estudiantes.

Los alumnos considerados como más vulnerables pertenecen a los dos primeros quintiles, en los cuales no se producen cambios con créditos ni becas. Los problemas aparecen para alguien que pase al quintil tres o cuatro, quien puede perder sus beneficios y pasar a endeudarse por un crédito del Mineduc, que funciona igual que uno bancario pero con un interés más bajo.

Jorge Mujica no sabe si podrá seguir estudiando Historia en la UC.

Los más perjudicados son los que pasan al último quintil, donde no se puede optar a ningún tipo de beneficio, y quienes antes tenían alguna beca o crédito lo pierden totalmente. En términos prácticos, si alguien aumentó su ingreso per cápita de un año a otro, aunque sea en un peso, puede cambiar de quintil. Para saber a qué quintil se pertenece, se deben sumar los ingresos líquidos de la familia y dividir la cifra por el número de integrantes. El resultado corresponde al ingreso per cápita del alumno y determina el quintil en que se ubica (para información oficial sobre los quintiles haga clic aquí).

Cuando Natalia Pino entró a estudiar periodismo en la Universidad Católica de Valparaíso le aseguraron que la Beca Bicentenario duraría toda su carrera. “Es una burla y una vergüenza tener que estar juntando cada año un montón de antecedentes para demostrar que sigo siendo pobre”, dice Natalia, mientras muestra los papeles que acreditan su situación familiar. Cuando ingresó al portal del Mineduc para ver su condición actual, el aviso que apareció en su computador la sorprendió: “Situación académica pendiente por no haber acreditado la situación socioeconómica en la Institución de Educación Superior al 15 de abril de 2012”.

Andrés Fielbaum, presidente de la Fech.

Según Andrés Fielbaum, presidente de la Federación de Estudiantes de la Universidad de Chile (Fech), el problema radica en haber cambiado las reglas del juego a mitad de camino. Diego Vela, presidente de la Federación de Estudiantes de la Universidad Católica (Feuc), dice que está de acuerdo con que exista fiscalización, pero critica la falta de información acerca del proceso y la poca diligencia en los tiempos.

Hasta el año 2012 los estudiantes con beneficios los renovaban automáticamente al cumplir con los requisitos académicos solicitados. Este año se implementó un nuevo modelo que aún no es el definitivo. Ann Fleet, asistente social de la Universidad de Chile, explica que los errores de este proceso se deben a que las universidades desconocen la metodología utilizada por el Mineduc, y que esta ha cambiado más de cuatro veces desde noviembre de 2012 a la fecha. “Antes, nosotros actuábamos como ministros de fe de los alumnos, ellos cumplían y nosotros dábamos el ‘sí’ ante el ministerio”, dice Fleet.

Los estudiantes volverán a marchar el 13 de junio.

El Mineduc no llegó a un acuerdo con los departamentos de bienestar estudiantil de las universidades del Cruch y decidió llevar a cabo la requintilización de manera independiente. Hoy la renovación depende directamente del ministerio y los asistentes sociales solo pueden analizar los documentos, chequearlos con los manuales de renovación y enviarlos. El jueves 16 de mayo, luego de enterarse de que había perdido sus becas y podía optar al Fondo Solidario de Crédito Universitario (Fscu), Jorge Mujica entregó todos sus antecedentes para apelar frente al Mineduc. El 30 mayo fue la fecha límite para volver a entregar los antecedentes económicos.
El 15 de mayo el Mineduc publicó que solo había 412 personas afectadas. La cifra corresponde al número de estudiantes que perdieron definitivamente su beneficio, pero no considera a quienes continúan con su situación pendiente. Hay 1.975 alumnos en la misma situación que Jorge Mujica y Natalia Pino. Considerando estos 2.387 posibles afectados, el ministerio ahorraría casi 5 mil millones de pesos, acorde a un informe elaborado por alumnos de Trabajo Social de la Universidad de Tarapacá.

El senador Francisco Chahuán (RN) dice que el proceso es un error y que el escenario político elegido es inapropiado. “Es un combustible para las movilizaciones estudiantiles”, agrega. Actualmente hay 19 universidades con carreras en toma o paro, la mayoría de ellas a causa de la pérdida de becas. El pasado 16 de mayo estudiantes movilizados se tomaron pacíficamente distintas instituciones públicas a lo largo del país, como el Ministerio de Hacienda en Santiago y la Intendencia regional de Antofagasta y Valparaíso. La Confederación de Estudiantes de Chile (Confech) esperaba una respuesta del Presidente Sebastián Piñera en su discurso del 21 de mayo. Ya que no hubo ninguna mención al respecto, Andrés Fielbaum dijo que con esta clase política es imposible lograr cambios y anunció que intensificarán las movilizaciones. Desde el lunes pasado permanece en toma la Casa Central de la Universidad de Chile.

La ministra de Educación descartó la paralización del proceso y recalcó que hasta el 30 de mayo los estudiantes en situación pendiente o con rechazo de beneficios podían apelar. El día 26 de junio es la fecha de término del proceso de requintilización. Natalia Pino y Jorge Mujica siguen a la espera.

Sobre los autores: Millaray Espíndola Marín es alumna de cuarto año de Periodismo y este reportaje es parte de su trabajo en el curso Taller de Prensa Escrita, dictado por la profesora Jimena Villegas. Los fotos son de Tamina Hepner y Consuelo Olguín, alumnas de quinto año de Periodismo, y corresponden a su trabajo en el curso Taller de Fotografía Periodística, dictado por la profesora Consuelo Saavedra.