DONDE AUGUSTO: EL SHOW DE LA COMIDA

En el turístico Donde Augusto, el restorán más grande del Mercado Central, reconocen que lo suyo no es la alta cocina. “La gente paga por el show más que por la comida”, dice su chef. Por Dafna Ergas A.

Invitando a pasar a cinco turistas, el mesero dice: “Adelante señorita, pase a almorzar. Welcome sir, sit please”. Rasgos europeos, sonrisas en sus rostros y cámaras de fotos cuelgan sobre sus cuellos. “Can you take a picture, por favor?”, dice una de los gringos intentando hablar en español. Es una mujer de pelo rubio corto hasta las orejas. Donde Augusto, el restorán más grande del Mercado Central, es el escenario de la fotografía.

“Café con leche Milo, a mil”, dicen por un lado. “Reineta a dos mil quinientos”, dicen por otro. Son esos gritos, el olor de las pescaderías vecinas y las banderas de países como Brasil, Japón y Estados Unidos, los elementos que componen la atmósfera del local.

Mediodía. Los cinco turistas se sientan alrededor de una mesa de Donde Augusto. Se acerca el mismo garzón que tomó la fotografía para dejar las cartas, pero –al ver y escuchar las guitarras de José y Carlos, quienes interpretan Poquita Fe de Los Panchos– las dejan a un lado. La misma mujer de pelo corto y rubio saca su cámara Samsung y comienza a grabar. Cuando termina la canción, la mujer saca mil pesos de su bolsillo para dárselo como propina a los cantantes.

Luego de la música, los turistas abren la carta pero la cierran pocos segundos después. Quieren la centolla magallánica de 99.000 pesos. “El plato favorito de los turistas”, dice Luis Vásquez, el chef principal de la sucursal.

Do you like the spechal plate? I have wasabi and the oder think is sakana that it very popular”, le dice Rodolfo –la mano derecha del dueño del local, Augusto Vásquez– a la turista que con el ceño fruncido y su mano en la barbilla, parece no entender la carta.

Después de unos minutos, llegan los platos y la centolla aparece. “Mira, lo que es la centolla es un show porque viene mi garzón, se pone los guantes, trae unas tijeras y como un doctor pone la centolla. Los gallos se sacan foto con ella y sería. Es todo un show”, dice Luis, el chef e hijo del fundador de Donde Augusto. Fue exactamente así como los flashes empezaron a destellar y cada comensal se fotografió con el crustáceo. “La gente paga por el show más que por la comida”, comenta Vásquez.

Sobre las autoras: Francisca Achondo, Dafna Ergas, Gabriela Hagedorn, Elisa Hernández, María Pía Larrondo, Patricia Marchetti, Magdalena Ovalle y Javiera Zaccarelli son alumnas de segundo año de Periodismo y sus artículos corresponden a parte de su trabajo en el curso Narración Escrita de No Ficción, dictado por el profesor Juan Pablo Garnham.