Por María Jesús Alarcón Figueras/Fotos: Gentileza de Chilesurf.cl

“Yo nací en Quilpué y a los seis meses, debido al trabajo de mis viejos, nos tuvimos que venir a Iquique. En mi familia somos cuatro hermanos: Miguel, Felipe y Catalina. Yo soy el antepenúltimo. Toda la gente que me conoce sabe que soy de una familia muy unida. Siempre hemos estado ligados al deporte y gracias a eso es que mis papás han apoyado mi proyecto como surfista. Mi mamá era fisicoculturista, mi papá hacía motocross y fue parapentista muchos años. Somos muy queridos acá en Iquique.

“La primera vez que me metí al mar, tenía cuatro años”.

Mi hermano mayor, Miguel Hernández, conoció el deporte del bodyboard. Lo empezó a practicar y al poco tiempo se lo quiso enseñar a mi otro hermano. Más tarde, cuando yo tenía como cuatro años, mi hermano me metió al agua. Desde ahí hasta la actualidad no he dejado de estar en el mar.

Mi hermano me fue enseñando de a poco y fue él quien me llevó a los primeros campeonatos de body. En ese tiempo iba a una playa que se llamaba Quinteros, que queda acá en Iquique y ahí fui mejorando cada vez más. Con el tiempo, mi papá se compró un departamento al frente de la playa y comencé a competir. Era una promesa del bodyboard nacional y finalmente logré ser campeón en junior y en open, la primera categoría era para menores y la segunda, para personas mayores de 18 años.

A los 14 años decidí que quería llevar una vida más dedicada al deporte y yo veía que el bodyboard no me iba a dar para vivir. El año 2007 después de los Panamericanos en Iquique me di cuenta de que al bodyboard no lo tomaban muy en serio. Por eso fue que quise cambiar la tabla por una de surf. En el verano de 2008 fui a mi primera competencia de surf, se trataba del campeonato de Portofino, donde salí tercer lugar en la categoría sub 18. Ahí descubrí que me gustaba mucho el surf y no pesqué más el body.

Mi infancia se caracterizó por estar pensando todo el tiempo en el surf. Acompañaba mis pensamientos en todos lados, especialmente en el colegio. A pesar de que tenía malas notas, siempre tuve buena conducta y eso me llevó a tener muchas facilidades en cuanto a los permisos. Por eso, pude salir más temprano he ir a surfear cuando era necesario. Durante mi etapa escolar era muy común que todos mis cuadernos escolares estuvieran doblados, era un clásico mío. Con ellos me imaginaba maniobras, tubos y olas.

“El surf para mí es lo primero, es lo que me da de comer, sigo una rutina de entrenamiento siempre tratando de estar lo más posible en el agua”.

Un día mi papá me fue a ver a una competencia que tuve en Arica. Se trataba del World Star Tour. Yo tenía sólo 14 años y fui la revelación del evento. Terminada la competencia, mi papá se me acercó y me dijo que me sacaría del colegio, ya que veía que esto del surf no era un hobby sino que tenía mucho potencial. Yo no tuve mucho que decir, porque la verdad es que con ese ofrecimiento se estaba cumpliendo un sueño. Yo nunca antes había pedido dejar de ir al colegio, para mí no era una opción, pero mis papás tomaron la decisión porque me veían infeliz en la sala de clases. Mi papá igual hizo una apuesta porque no sabía al 100% si mi futuro en el surf iba ser exitoso. Pero, lo bueno es que al poco tiempo me empezó a ir bien en los eventos importantes, entonces se dieron cuenta de que podía ser exitoso en esto. Ese año terminé octavo básico y luego dejé el colegio.

“Durante mi etapa escolar era muy común que todos mis cuadernos escolares estuvieran doblados, era un clásico mío. Con ellos me imaginaba maniobras, tubos y olas”.

Mi estilo de surf es estar siempre alegre, surfear olas grandes y chicas, algo que no mucha gente hace. Sin duda, el surf no es un deporte solitario. Yo siempre lo practico con mis mejores amigos, nunca hago sesiones solo, de hecho me aburro. Siempre intento compartir con los más cercanos. El surf para mí es lo primero, es lo que me da de comer, sigo una rutina de entrenamiento siempre tratando de estar lo más  posible en el agua.

Cuando empezaron a salir auspiciadores, me empezó a ir bien en los campeonatos. Ahí con el tiempo me di cuenta de que podía vivir de esto y que si elegía un buen camino podía conseguir muy buenos resultados. Gracias a ellos hoy puedo hacer el surf de manera libre. Eso no significa que cuando me dejen de auspiciar y apoyar voy a dejar de hacer lo que me gusta, todo lo contrario. Si no tuviese auspiciadores yo igual seguiría surfeando y viajando.

“El surf es mi vida, no me imagino sin poder surfear. Por eso si no tuviese auspiciadores yo igual seguiría surfeando, viajando y descubriendo nuevas olas y paisajes”.

Últimamente estoy tratando de traspasar todas mis experiencias y aprendizajes a mis alumnos en un proyecto que tengo, que se llama Uma Jaqui. Se trata de una escuela de surf que se caracteriza por entrenar a niños que desean convertirse en surfistas. Ahí el entrenamiento lo hacemos dentro y fuera del agua. El objetivo es que ellos también aprendan de la disciplina que necesita este deporte y, más que basar las clases en la técnica, lo que quiero es que ellos puedan vivir y sentir lo que es el surf, para que de esa forma se motiven y puedan llegar a un nivel de alto rendimiento.

Uno de los próximos sueños que espero cumplir es conocer Indonesia el próximo año y ya tengo los pasajes comprados. Ahí pretendo pasar unos meses grabando lugares mágicos para que después, cuando vuelva, mostrar mi proyecto audiovisual en un cine”.

Sobre la autora: María Jesús Alarcón Figueras es alumna de quinto año de Periodismo y escribió este perfil como parte de su trabajo en el curso Taller de Prensa impartido por el profesor Juan José Lagorio. El artículo fue editado por Juan Manuel Ojeda Güemes, alumno de cuarto año de Periodismo como parte de su trabajo en el Taller de Edición en Prensa Escrita, impartido por el profesor Enrique Núñez Mussa. Punto de partida es una sección con narraciones en primera persona de deportistas destacados que están comenzando sus carreras.