—Me demoré en pagar la deuda simplemente de flojo, por no ir a pagar, porque pensé que no era tanta plata y que no iba a pasar nada. Falabella mandó la deuda a una empresa de cobranza la cual te amenaza con acciones judiciales si no pagas. Así que ahí recién la pagué y en ese momento me informaron que yo iba a quedar en Dicom por eso.

—¿Tenías claro que si no pagabas ibas a entrar en Dicom?

—No lo tenía claro, nunca le tomé el peso, no me importaba, era pendejo y pensaba que simplemente pagando todo se olvidaba.

Que 125.409 jóvenes de 18 a 25 años estén en Dicom refleja en parte el sobre endeudamiento de este rango de edad. Sin embargo, este número aumenta sustancialmente cuando se busca el total de morosos del país sumando diferentes listas. Equifax, la empresa encargada de Dicom, tiene un informe Platinum en el cual reúne la información de los morosos de Dicom, junto a otras empresas de información.

“Los deudores morosos aparecen en los registros correspondientes, de Equifax o de otros bancos de datos como el de TransUnion –relacionado con la Cámara de Comercio y el retail– o Sinacofi –que depende de los bancos–, cuando los plazos de pago de sus deudas están vencidos y los acreedores publican las deudas impagas. El Informe Platinum consolida información de protestos y morosidades de diferentes fuentes [además del  Dicom]”, explica Loreto Moreno encargada de comunicaciones de Equifax. Este informe da un total de 325.558 jóvenes de entre 18 y 25 años morosos en Chile, lo cual representa a más del 20% de las personas entre estas edades.

Luego de 90  días de no pagar una deuda con las casas comerciales, estas declaran esa cuenta como cartera vencida. Cuando esto sucede, las empresas afiliadas hacen que la persona aparezca en Dicom con la peor calificación, además de seguir acciones judiciales.

Estar en esta lista afecta principalmente a los jóvenes con trabas en diferentes ámbitos, de manera especial en el acceso a créditos y para conseguir empleo.

“Hace un tiempo traté de postular a la cuenta corriente joven del Banco Santander, me evaluaron y no me aprobaron. Supongo que fue por estar en Dicom, nunca supe el real porqué”, dice Marcelo Díaz.

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Un tatuador lentamente comienza a dibujar línea tras línea un código de barras en la nuca de las personas, línea gruesa, línea delgada; el dolor de las agujas entrando en la piel persiste en todo momento mientras se tiene el sonido de fondo de la máquina tatuadora, como un zumbido de un insecto al que no se puede matar. Sin embargo, el tatuaje no es permanente.

Hay cuatro tipos de deudas en Dicom, la primera y menos grave es la llamada “Deuda vigente”, que solo implica que se tiene una morosidad que se está pagando. Esta categoría no presenta mayores inconvenientes para el deudor. Sin embargo, a medida que  el tatuaje sigue avanzando y la piel está cada vez más sensible al dolor, la deuda puede convertirse en tres tipos de “Deuda con irregularidades”.

Si la persona tiene un atraso en los pagos de 30 a 60 días, su deuda tiene la calificación de “Deuda morosa”, si el atraso es de 61 a 90 días se llama “Deuda vencida” y por último, cuando ya el tatuaje está terminado,  si se demora más de 91 días es considerada una “Deuda castigada”.

Un código de barras que marca en especial a los jóvenes y les impide acceder a créditos y, en algunos casos, conseguir empleo.

“Cuando es una ‘Deuda Castigada’ se entra a la lista de deudores de la Superintendencia de Bancos y, en el caso del retail, además, al Boletín de Informaciones Comerciales de la Cámara de Comercio de Santiago. Esta última, tiene el monopolio de la información de deudores comerciales y lo que hace es venderle la base de datos a Dicom. Empresa que es una mera comercializadora de informes comerciales y financieros”, dice Hugo Traslaviña, periodista que expuso en el libro Llegar y llevar el fraude tras el caso La Polar.

El tatuaje no es permanente. Para salir de Dicom hay que pagar la deuda o deben pasar cinco años desde que se entró al registro. Al pagar, la empresa prestamista es la encargada de sacar a la persona y el trámite dura alrededor de una semana. Además, hay herramientas jurídicas que permiten proteger al deudor de embargos.

Si se está en el Boletín Comercial y la deuda es superior a 300 mil pesos hay que cancelar un servicio de eliminación. La diferencia está en que Dicom se centra en clientes morosos de las tiendas, supermercados o comercios, que tienen contratos con esa empresa, mientras que en el Boletín Comercial se publican las deudas de mutuos hipotecarios, préstamos o de créditos de bancos o sociedades financieras, protestos de letras, cheques y de sociedades administradoras de créditos para compras en casas comerciales, entre otras.

Ángel Mairana, abogado de S.O.S Deudores, empresa que entrega asistencia jurídica para que las personas no sufran acciones judiciales por su morosidad, como es el embargo de bienes, dice que las políticas en Chile son extremadamente flexibles y se tornan abusivas cuando la persona cae en morosidad. “La salida que entregan estas instituciones es la repactación, como si fuera una ayuda, pero en realidad es un negocio para las instituciones financieras, ya que suman los intereses, estos los capitalizan y hacen pagar al cliente con otra tasa de interés. Es decir, una deuda de 10 millones de pesos en la primera repactación se puede convertir en 18 ó 20 millones”, señala Mairana. El 14% de los jóvenes de 18 a 24 años ha repactado sus deudas y el 17% se endeudaría para pagar un crédito.

“Se produce un efecto adverso en contra de los jóvenes, porque ellos generalmente no tienen deudas muy altas, pero como no tienen un trabajo estable con qué responder, no tienen con qué pagarle al banco, no tienen acceso al crédito y aunque dicen que en los trabajos no piden Dicom, lo siguen haciendo. En definitiva, no pueden conseguir trabajo”, asegura Mairana, quien además dice que en su empresa alrededor del 10% de sus clientes son jóvenes, pero que la mayoría de las personas menores de 25 años no tienen ingresos suficientes para conseguir una asistencia jurídica de este tipo. Según el Injuv, el 41% de los jóvenes endeudados de 18 a 24 años cree que no va a dejar de estarlo en los próximos 12 meses.

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Nicolás Duhalde, ahora exdirector del Instituto Nacional de la Juventud –la entrevista se realizó cuando ejercía el cargo– cree que no debería haber más regulación en la entrega de créditos. Para él, muchos de los jóvenes que acceden a estos y después no los pueden pagar son irresponsables. El 78% de los jóvenes, según la encuesta realizada por la institución que él dirige, piensa que sí se deberían restringir más el acceso a créditos a los jóvenes que no trabajan.

Duhalde cree que se debe apuntar hacia la educación financiera y no hacia la regulación de las empresas. “Tomar los créditos es una libertad de los jóvenes. Las casas comerciales no los endeudan, son ellos los que toman las deudas, pero al mismo tiempo unos lo hacen de manera irresponsable y eso es lo que tenemos que atacar hoy”, dice Duhalde.

El 32% de los jóvenes cree que el acceso a créditos les entrega mayor libertad.

Para el exdirector del Injuv los jóvenes deberían seguir tres principios antes de acceder a un crédito: primero, saber el nivel de renta o nivel de paga que pueden lograr una vez que tenga la tarjeta. Segundo, conocer qué tipo de crédito es, cuánto van a terminar pagando finalmente y, en tercer lugar, conocer cuál es el nivel de deuda que les permita estar solventando mensualmente. “No estar tomando deudas en forma irresponsable que finalmente no van a poder pagarlas”, enfatiza.

Esto es lo que el Injuv junto al banco BBVA pretendió enseñar a través de un curso de educación financiera entregado –con beca– para 2.000 personas, que se realizó en octubre del año pasado y que se repitió para otros 2.000 interesados en diciembre. Esta ha sido la única iniciativa que se ha concretado para enseñar a los jóvenes sobre el sistema financiero. El Sernac Financiero también tiene programas dirigidos a enseñar un buen uso de las herramientas financieras y está desarrollando diversas actividades para educar a los consumidores, por ejemplo, un programa de Educación Financiera para 30 colegios de la Región Metropolitana y otros 30 en regiones.