Los habitantes de los condominios que serán demolidos deben encontrar un lugar transitorio para vivir hasta que puedan comprar una nueva vivienda con el subsidio.

El éxodo

 

La fecha de salida de Santa Rosa 01306, el bloc de Sandra Uribe, es el 15 de diciembre. Los 24 propietarios acordaron que ese día a más tardar, todos dejarán la casa donde han vivido los últimos 18 años. Sólo una familia se va a quedar viviendo entre los departamentos que sus vecinos van a dejar deshabilitados, listos para la demolición. Como no van a recibir su casa hasta mediados de enero, prefieren quedarse en el edificio vacío a gastar el cheque con 46 UF que la Municipalidad les entrega para traslado y arriendo, conviviendo con la amenaza de que “tomadores” se apropien de los espacios desocupados para hacerlos su nuevo hogar.

De los 23 restantes, no todos han encontrado donde irse. El plazo para que venza el subsidio es de 21 meses, por lo que las opciones en el intertanto son arrendar o vivir como allegados con algún familiar hasta encontrar algo que cumpla con los requisitos del Serviu.

En las últimas semanas, el pelo de Sandra ha crecido. Nunca llegó a raparse. Finalmente optó por irse a la playa, no sabe si a San Sebastián o al Quisco. Aunque todavía no encuentra casa –ni siquiera la ha empezado a buscar– está relajada:

—Voy a ver si junto unas monedas para viajar la próxima semana y ver si encuentro una casa que arrendar. Pero el 15 de diciembre yo me voy sí o sí, es un compromiso.

Se va con su marido, sus dos hijos menores, Carlos, Nicole y sus tres nietos.

Mientras tanto, encerrado en su oficina de Bandera 46, Hernán Ortega, el coordinador ministerial, afina los últimos detalles del Plan Integral. Dos papelográfos cubren la pared detrás de su escritorio, cada uno con un mapa de Bajos de Mena dividido por villas. Dos checks con destacador rosados indican villa recorrida, población conocida.

Si se va o no se va seguir demoliendo, todavía no hay nada definido:

—Reconocemos que hay errores de planificación urbana que hay que corregir, pero si demolemos sólo se va a hacer cuando incida en a lo menos tres cosas: la calidad de vida de las personas, en la rama urbana o en la implementación de seguridad. Si no, no tiene sentido botar por botar.

La fecha para lanzar el Plan Integral se fijó para el 19 diciembre en el Liceo Chiloé de Bajos de Mena. Las dirigentes esperan con la última gota que les queda de paciencia el anuncio y tienen claro el tipo de respuesta que están esperando. Si es más de lo mismo, van a volver a la calle.

 

 

 

 

La situación habitacional de Bajos de Mena en cinco vidas

Betsabé Maldonado vive su último mes en Bajos de Mena.

Enrique Astete optó por quedarse y es uno de los cuatro habitantes de su condominio.

Manuel Caro, recolector en el barrio, habita uno de los departamentos que fueron desocupados.

La familia Burgos Cordero a minutos de dejar Bajos de Mena.

Julia Ampuero tiene alzheimer y aún habita uno de los departamentos junto a su hija.

 Lee los otros capítulos de esta crónica:

Parchar las grietas

La espera en ruinas

 El campo de batalla

 Epílogo  

El programa del plan piloto

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