La Directora de Comunicaciones del Ministerio del Trabajo, Carolina Andrade, lo sabe: Evelyn es demasiado rápida, demasiado impulsiva con las palabras. “Es que a ella no le importa, es así: muy directa para sus cosas. Es su carácter, va por la vida de frente. No tiene conflicto de interés, así que no tiene que bajar la cara frente a nadie. Cuando quiere causar polémica, tira una frase y saca conversa para dos meses”, dice.

Así, como es, Evelyn Matthei ha subido veinte puntos en las encuestas. Cuando asumió el cargo de Ministra del Trabajo y Previsión Social, a mediados de enero de este año, marcaba 51% de aprobación según la encuesta Adimark. Ahora, llega al 70%. “Nuestro objetivo es mantenerla entre el 68 y el 70. Hay otros ministros que la superan, pero les va a costar mantenerse, porque son liderazgos más momentáneos. Nuestra estrategia es mantenerla ahí, pero que esté segura”, dice Carolina Andrade.

Para Roberto Méndez, director de Adimark, Evelyn Matthei va a seguir creciendo. “Diría que ella ha tenido un desempeño muy sólido que ha ido mejorando a través del tiempo. Ha sido un crecimiento lento pero consistente; no como otros ministros que se han disparado por eventos exógenos. Mientras estuvo involucrada con los temas femeninos, con el postnatal, empezó a subir de forma acelerada. Me parece que ahora le está dando paso a la Ministra (Carolina) Schmidt (del Sernam)”, dice.

“Cuando empezó a subir harto, le dije: ‘No podemos pasar más de 65%, porque si no, empieza la guerra de los codazos’. No hay nada peor que saltarse los peldaños de la escalera si no la conoces”, razona Carolina Andrade. Ella se planta todas las mañanas en la oficina de Evelyn a discutir las pautas de la semana: todas, antes de las 12 pm para salir en los noticiarios de mediodía; todas, lejos del sector oriente. “Nosotros no hacemos pautas más arriba de Plaza Italia”, detalla Carolina. “No. Nosotros nos metemos donde están los trabajadores”.

Enrique Correa, consultor político y ex ministro del Presidente Patricio Aylwin, reconoce en Evelyn un manejo comunicacional muy concienzudo, que le permite “potenciar su imagen de la forma en que quiera”.

Una de las estrategias ha sido moldear el perfil de la Ministra: mostrar su faceta ruda, la más conocida, la que se ve cuando lidera fiscalizaciones y cuando la lengua no se le traba en decir todo lo que piensa; combinada con la cara femenina, que antes Matthei prefería no explotar. “En el trayecto de su carrera, ella había optado por dejar de lado los temas mujer, para que no la encasillaran y la tomaran en cuenta como economista. Eso era lo que le interesaba”, dice Carolina, quien conoce a Evelyn desde su primera campaña, en el 89, cuando entró a RN y empezó su carrera política como diputada por la Región Metropolitana.

“No es una imagen”, justifica Evelyn. “Yo soy ruda. Pero aquí no me ha costado nada mostrar un lado más cálido, porque yo en realidad soy una persona a la que el tema humano la conmueve mucho; de manera que es algo natural que me sale. Además creo que es una imagen que le hace muy bien a este gobierno. Esto, sin perder la rudeza. Porque cuando uno está en política, uno es mujer. Y si uno quiere estar además en temas que son de hombres, como lo es la economía, desgraciadamente tiene que mostrar una fase muy dura para que te den espacios, para que te crean y puedas asentarte como voz”.

En la visita al Infocap, Evelyn se va del salón luego de terminar la conferencia de prensa. Entra al cóctel, y todos los recién graduados –con sus diplomas bajo el brazo– piden foto con la Ministra. Le hablan de los problemas con Dicom, del desempleo, de que ojalá estas oportunidades –las que les dio el Infocap­– se amplíen cada vez más. Evelyn asiente, felicita, promete y entrega tarjetas a todos para que se pongan en contacto con ella, por cualquier problema. Entonces, uno de ellos le pregunta:

—Ministra, y cuando sea Presidenta ¿nos va a recibir también?

—Uy, no. Eso es mucho lío —le responde ella riendo.

No es el pasado negro con RN, ni su estilo confrontacional, ni que el presidente de su partido diga que ella no tiene el ADN de la UDI. Para Enrique Correa, aunque todas esas barreras se rompieran, Evelyn no podría ser Presidenta:

—No podría por ser hija de quien es hija. De eso nadie se olvida.

Nadie. Especialmente ella, que habla de su padre, igual o más de lo que habla de sus hijos:

—Pero si tu abuelo tiene que haber trabajado con mi padre ­—le dice a uno de los practicantes en el Hospital Clínico de la Chile, cuando le ve el apellido en la bata.

—¡Mire, usted, qué bueno! Le voy a mandar a mi padre sus saludos ­­­—le dice a un hombre mayor que se le acerca en la 35º Feria del Trabajo en el Parque Bustamante a contarle que su hermano fue íntimo de su papá durante el régimen militar. Que cuando él llamaba a su hermano por teléfono, le atendía don Fernando Matthei.