Durante este año –de marzo a noviembre– el Ministerio declara que ha realizado más de dos mil controles a las condiciones laborales del personal de buses interurbanos; doscientas más que en el mismo período en 2010. En la última fiscalización, a los buses “Línea Azul”, que encabezó Matthei, mostró un ranking de las empresas de buses más multadas y aseguró que las sanciones han aumentado en un 10%. Por cada infracción –la que más se repite es el incumplimiento de las horas máximas de trabajo– las empresas de este rubro deben pagar 764 mil pesos.

“La fiscalización ha sido uno de los ejes más importantes del Ministerio. En Chile existe una relación insana entre trabajadores y empleadores. Una lógica de confrontación; y mientras no se cumplan las normas laborales básicas, es imposible obtener colaboración”, dice Evelyn, tras once meses en los que la escena del terminal se ha multiplicado.

Ha pasado por los cafés con piernas del Centro de Santiago, por los locales comerciales del Centro de Copiapó, por el barrio Patronato, los predios de San Antonio, en donde trabajadores peruanos vivían hacinados, por los recolectores de basura y las bases de camiones en la Región Metropolitana, por el supermercado Santa Isabel de Talcahuano, que mantenía a sus empleados encerrados en el turno de noche.

Para que la fiscalización fuera efectiva, la mano dura tenía que ir cargada en el fortalecimiento de la Dirección del Trabajo; en transformarla una institución “supermoderna, que realmente se preocupe por los derechos laborales, previsionales y de salud”.

“Ella se ha preocupado fuertemente de hacer hincapié en que va a estar del lado de los trabajadores. Ha tenido un discurso muy contundente en fiscalización. Ha desarrollado un perfil que apuesta fuerte por los derechos de los trabajadores, más que a una línea pro empresarial”, dice Enrique Correa.

Dos en una semana. En Magallanes, lejos de todas las cámaras y las fiscalizaciones, murieron dos trabajadores de la Empresa Nacional de Petróleo (Enap) en una semana. Uno murió por a causa de una descarga eléctrica; el otro, mientras realizaba faenas de limpieza. “En lo mediático se hace gala de las fiscalizaciones. Hay un diseño del gobierno que da la impresión de que todas las actividades están siendo iguales, de que se fiscaliza en todas partes. Pero no es así; si no, no habrían ocurrido estos accidentes. Ahí claramente la Dirección del Trabajo estuvo ausente”, admitió.

Pero en su cuenta pública –una semana antes de que ocurriera el doble accidente– la Ministra dio balances positivos: ha habido 93 mil fiscalizaciones en terreno durante el 2011, se han contratado a 70 nuevos fiscalizadores para la Dirección del Trabajo y se está trabajando en un registro nacional de las condiciones laborales: “Queremos tener una base de datos de todas las empresas: conocer cuánto pagan mes a mes por cotizaciones, detectar cuándo se producen cambios no justificados, revisar el pago de gratificaciones, pudiendo cruzar información con el Servicio de Impuestos Internos, revisar estadísticas sobre accidentes de trabajo. Saber quiénes son los dirigentes sindicales, qué tipo de faenas se hacen. Queremos saberlo todo, sin importar quién sea el empleador”, dijo Matthei.

Los lugares de fiscalización se eligen previendo dónde habría mayor grado de informalidad e incumplimiento; para esto, sirven mucho las denuncias: sólo en el sector del comercio se han recibido 7.546 denuncias durante este año, mil 500 más que en el 2010.